Bienvenidos a Hijos Obedientes

“Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios. Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo; pues la Escritura dice: "Sean ustedes santos, porque yo soy santo".

1 Pedro 1:14-16.-


lunes, 30 de enero de 2012

Salmo 10: Oración pidiendo la caída de los impíos.-

No hay un solo Salmo que describa la mente, las costumbres, las obras, las palabras, los sentimientos y el destino del impío con tanta propiedad, plenitud y luz como este Salmo. Así que, si en algún aspecto no se ha dicho bastante todavía del impío, o si falta todavía algo en los Salmos que siguen, podemos hallar aquí una imagen y representación perfecta de la iniquidad. Este Salmo, pues, es un tipo, forma y descripción de este hombre, el cual, aunque él mismo se vea, y aun los otros le vean, como el más excelente de los hombres, más que Pedro, es detestable a los ojos de Dios; y esto es lo que impulsó a Agustín y a los que siguieron a entender este Salmo con referencia al Anticristo. Martin Lutero
  

Sal 10:1 ¿Por qué estás lejos, oh Jehová,
Y te escondes en el tiempo de la tribulación?

¿Por qué estás lejos, oh Jehová? La presencia de Dios es el gozo de su pueblo, pero la sospecha de su ausencia es desazonante sin medida. Por tanto, recordemos que el Señor está cerca de nosotros. El orífice no está nunca lejos de la boca del horno cuando tiene el oro en el fuego, y el Hijo de Dios siempre está andando en medio de las llamas cuando sus santos hijos son echados en ellas. C. H. S.

¿Por qué te escondes en el tiempo de la tribulación? No es la tribulación, sino el que nuestro Padre esconda su faz, lo que nos hiere en lo vivo. Si necesitamos respuesta a la pregunta «¿Por qué te escondes?» la hallaremos en el hecho de que hay una necesidad no sólo para la prueba, sino para la pesadez del corazón bajo la prueba (1 Pedro 1:6); pero, ¿cómo puede ser así si el Señor debería brillar sobre nosotros cuando nos está afligiendo?

La Fidelidad de Dios.-

“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios fiel”
Deuteronomio 7:9.

La infidelidad es uno de los pecados más predominantes de estos días malos. En el mundo de los negocios, salvo excepciones cada vez más raras, los hombres no se sienten ligados ya a la palabra empeñada. En la esfera social, la infidelidad conyugal abunda por todos lados; los sagrados lazos del matrimonio son quebrantados con la misma facilidad con que se desecha una prenda vieja. En el reino eclesiástico, miles que prometieron solemnemente predicar la verdad, la atacan y niegan sin escrúpulo alguno. Ningún lector o escritor puede pretender ser inmune a este terrible pecado; ¡de cuántas maneras diferentes hemos sido infieles a Cristo y a la luz y privilegios que Dios nos ha confiado!

Esta cualidad es esencial a su ser, sin ella no sería Dios. Para Dios, ser infiel sería obrar en contra de su naturaleza, lo cual es imposible.

Salmo 9: Acción de Gracias por la Justicia de Dios.-

Te alabaré, oh Jehovah, con todo mi corazón;
contaré todas tus maravillas.

Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón. A veces es necesaria toda nuestra decisión para hacer frente a los dientes de sus enemigos, afirmando que, por más que los demás callen, nosotros bendeciremos su nombre; aquí, sin embargo, el derrumbamiento del enemigo se ve como total y el cántico fluye con la sagrada plenitud del deleite. Nuestro deber es alabar al Señor; ejerzamos este privilegio. Con todo mi corazón. La mitad del corazón no es el corazón. C. H. S.

Las medias tintas, el desánimo y el desprecio de la gracia divina van de la mano. E. W. Hengstenberg

Contaré todas tus maravillas. La gratitud por un acto de misericordia refresca la memoria de millares de ellos. Un eslabón de plata en la cadena arrastra una larga serie de recuerdos tiernos. Aquí hay una obra eterna para nosotros, porque no puede haber fin a la manifestación de todos sus actos de amor. C. H. S.

Cuando hemos recibido algún bien especial del Señor, es bueno que, según la oportunidad que tengamos, lo contemos a otros. Cuando la mujer que había perdido una de sus diez monedas de plata y la halló, reunió a sus vecinas y amigas y les dijo: «Regocijaos conmigo, porque he hallado la moneda que había perdido.»

¿Quién conoce tantas de las obras maravillosas de Dios como su propio pueblo? Si ellos callan, ¿cómo podemos esperar que el mundo vea lo que Él ha hecho? No nos avergoncemos de glorificar a Dios contando lo que conocemos y sabemos que El ha hecho; busquemos la oportunidad de poner claramente estos hechos en evidencia; deleitémonos en hallar la oportunidad de contar, de nuestra propia experiencia, lo que ha de redundar en su alabanza; y a los que honran a Dios, Dios, a su vez, los honrará; si estamos dispuestos a contar sus hechos, El nos dará en abundancia de qué hablar. P. B. Power en «Yo quiero» en los Salmos.

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