Bienvenidos a Hijos Obedientes

“Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios. Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo; pues la Escritura dice: "Sean ustedes santos, porque yo soy santo".

1 Pedro 1:14-16.-


miércoles, 4 de abril de 2012

Abrazando la Cruz.-


Es necesario que aprendas a alejarte de los pensamientos innecesarios y agitados que surgen del amor propio. No cabe duda de que cuando tus propias reflexiones se hagan a un lado te hallarás en medio del camino recto y estrecho. Experimentarás la libertad y la paz que han de ser para ti como niño de Dios.

Intento seguir el mismo consejo que doy a otros. Sé que debo buscar la paz de igual manera. Normalmente cuando sufres, es la vida de tu propia naturaleza la que te hace daño. Cuando estás muerto no sufres. Si estuvieras completamente muerto a tu antigua naturaleza dejarías de sentir muchas de las penas que ahora te preocupan.

Soporta los dolores y heridas de tu cuerpo con paciencia. Haz lo mismo con tus aflicciones espirituales (esto es, problemas que te han puesto por el camino y que no puedes controlar). No agudices la cruz de tu vida volviéndote tan ocupado que no tengas tiempo de sentarte en mansedumbre ante Dios. No te resistas a lo que Dios trae a tu vida. Estáte dispuesto a sufrir si eso fuera lo necesario. La actividad desenfrenada y la terquedad sólo conseguirán incrementar tu angustia.

El Amor de Dios.-

En las Sagradas Escrituras se nos dicen tres cosas acerca de la naturaleza de Dios.

Primero, que “Dios es Espíritu” (Juan 4:24). En el griego no hay artículo indeterminado, por lo que decir “Dios es un espíritu» sería en extremo censurable, puesto que le igualaría a otros seres. Dios es “Espíritu” en el sentido más elevado. Por ser “Espíritu” no tiene sustancia visible, es incorpóreo. Si Dios tuviera un cuerpo tangible, no sería omnipresente, y estaría limitado a un lugar. Al ser “Espíritu”, Dios llena los cielos y la tierra.

Segundo, que “Dios es luz” (1 Juan 1:5), lo cual es lo opuesto a las tinieblas. Las tinieblas, en las Escrituras, representan el pecado, el mal, la muerte; la luz representa la santidad, la bondad, la vida. Que “Dios es luz” significa que es la suma de todas las excelencias.

Tercero, que “Dios es amor” (1 Juan 4:5). No es simplemente que Dios “ama”, sino que es el Amor mismo. El amor no es simplemente uno de sus atributos, es su misma naturaleza. Muchos hoy en día hablan del “amor de Dios”, pero son ajenos por completo al “Dios de amor”.

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