
Con el fin de evitar un error en nuestra comprensión del amor de Dios que pueda resultar perjudicial, tenemos que seguir avanzando y demostrar que en el Hijo de Dios habita la plenitud de la deidad.
Cualquier persona podría estar de acuerdo con la afirmación de que Dios se deleita en su Hijo y no obstante cometer, luego, el error de creer que el Hijo es sólo un hombre extraordinariamente santo a quien el Padre adoptó porque se complacía mucho en él. La iglesia desde épocas tempranas ha sabido distinguir la verdadera fe bíblica de las otras formas...