SALMOS 1:1-6.-
Hay dos clases de personas en este precioso salmo.
Hay dos ambientes, dos realidades o entornos también muy diferentes.
Sin embargo, se contraponen el justo y el impío en cada sección.
Al leer esta porción maravillosa puedo ver que hay un río que separa estas dos realidades. Este río es la revelación de Jesucristo, que es el Verbo de Dios, la Palabra hecha carne. Esta revelación viene a nosotros los justos a través del Espíritu Santo, pues estamos unidos a Él.
El justo medita en la Palabra y es como un árbol plantado junto a ese río de Revelación, que es el Conocimiento de Jesucristo.