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Como este Salmo no tiene ningún título específico,
sugerimos, como un apoyo para la memoria, que se le llame «Con referencia al
ateísmo práctico». C. H. S.
Hay una marca peculiar puesta sobre este Salmo, en
el hecho de que se halla dos veces en el libro de los Salmos. El Salmo catorce
y el Salmo cincuenta y tres son iguales, con la alteración de una o dos
expresiones, a lo máximo. John Owen
Salmo
14:1.-
El necio
ha dicho en su corazón: "No hay Dios."
Todos se
han corrompido,
han
cometido hechos abominables;
No hay
quien haga el bien.
Salmo
14:2.-
El SEÑOR
ha mirado desde los cielos
sobre los
hijos de los hombres
Para ver
si hay alguien que entienda,
Alguien que busque a Dios.
El necio. El ateo es el necio de modo preeminente y un necio
de modo universal, en todos los aspectos. No negaría a Dios si no fuera un
necio por naturaleza, y habiendo negado a Dios, no es de extrañar que se
convierta en un necio en la práctica. El pecado es siempre una locura; pero es
el colmo del pecado, y la locura mayor imaginable, el atacar la misma
existencia del Altísimo. Un necio los hace a centenares, y un blasfemo locuaz
esparce sus horribles doctrinas como un leproso esparce la plaga.
Ainsworth, en sus Anotaciones, nos dice que la
palabra usada aquí es Nabal, que tiene el significado de desmayar, morir,
decaer, como la hoja o la flor marchita; es un título que se da al necio en el
sentido de que ha perdido el jugo y savia de la sabiduría, la razón, la sinceridad
y la piedad.
Trapp acierta cuando le llama «un individuo sin
savia, el esqueleto de un hombre, un sepulcro ambulante de sí mismo, en quien
toda religión y recta razón se han marchitado, secado y decaído». Algunos lo
traducen como «apóstata», y otros como «desgraciado». Con qué sinceridad
deberíamos evitar la aparición de duda en cuanto a la presencia, actividad, poder
y amor de Dios, porque esta desconfianza es de la naturaleza de la locura, y
¿quién hay entre nosotros que quiera ser equiparado al necio del texto? Con
todo, no olvidemos que todos los hombres que no han sido regenerados son más o
menos este tipo de necios. C. H. S.
«El necio», un término de la Escritura que significa un
malvado, es usado también por los filósofos paganos para significar una persona
viciosa, mala. Significa también la extinción de la vida en el hombre, los
animales y las plantas; así se usa la palabra en Isaías 40:7, «la flor se marchita»;
en Isaías 28:1, una planta que ha perdido todo el jugo que la hace preciosa y útil.
Así, un necio es el que ha perdido su sabiduría y sus nociones rectas de Dios y
de las cosas divinas que fueron comunicadas al hombre con ocasión de la
creación; un muerto en pecado, si bien uno que no está tan desprovisto de
facultades racionales como de la gracia de estas facultades; uno que posee
razón, pero que abusa de su razón. Stephen Charnock
Dijo el necio en su corazón: No hay Dios. ¡Qué terrible es la corrupción que hace que toda la raza adopte como
deseo de su corazón este «¡no hay Dios!» C. H. S.
Los demonios creen y reconocen cuatro artículos de nuestra fe (Mateo 8:29):
1.- Reconocen a Dios;
2.- reconocen a Cristo;
3.- el día del juicio;
4.- que serán atormentados allí.
Entonces, el que no cree que hay Dios es más vil
que el diablo. El negar que haya Dios es una clase de ateísmo que no se halla
en el infierno.
“En la tierra hay
muchos ateos.
En el infierno, ninguno”.
T. Brooks
Sería preferible que un hombre creyera que él mismo
no existe, y que él no es un ser, a que no crea que hay Dios; porque él puede
dejar de ser, y hubo un tiempo en que no era, y será cambiado de lo que es, y
en muchos períodos de su vida no sabe lo que es; y esto ocurre cada noche
mientras duerme; pero ninguna de estas cosas pueden ocurrir a Dios; y si este
hombre no lo sabe, es un necio.
En la aflicción, el ateo tiene que ser la más
desgraciada y solitaria de todas las criaturas.
Un hijo de Dios estaba en un barco con una de estas
criaturas ponzoñosas, cuando se levantó una terrible borrasca. El ateo fue el
que se asustó más. Con el barco dando tumbos, cayó de rodillas ante el capellán
y confesó que había sido un ateo ruin y que había negado al Ser supremo desde
que tenía uso de razón. El buen hombre quedó anonadado, y corrió pronto la voz
de que en el barco había un ateo, en la cubierta superior. Varios de los
marineros comunes, que no habían oído nunca la palabra antes, pensaron que se
trataba de algún pez extraño; pero se quedaron aún más sorprendidos cuando
vieron que era un hombre y oyeron de su propia boca «que nunca había creído
hasta aquel día que hubiera Dios». Mientras se hallaba postrado en las agonías
de la confesión, uno de los sencillos marineros susurró al contramaestre «si no,
harían bien echándolo por la borda». Pero ya estábamos a la vista del puerto,
cuando de repente el viento amainó y el penitente pidió a todos los que habían
estado presentes que eran caballeros, que no dijeran nada a nadie de lo que
había pasado. Al cabo de un par de días de haber desembarcado, uno de los de la
compañía empezó a chancearse de él por su devoción cuando estaba a bordo, si
bien él lo negó con tanto hincapié que se hacía evidente que uno de los dos
estaba mintiendo. La cosa terminó en un duelo. El ateo fue herido y empezó a
manar sangre en abundancia, con lo cual volvió a ser un buen cristiano como
cuando estaba en el mar, hasta que se hizo evidente que la herida no era mortal.
Actualmente es incluso famoso, y escribe folletos en contra de las opiniones de
los que aceptan la existencia de las hadas. Joseph Addison en El hablador.
“La lechuza del
ateísmo,
Volando con sigilosas
alas por la luna,
Deja caer sus
mortecinos párpados,
Las cierra bien, y
ulula:
¿Dónde se halla este glorioso sol de que os jactáis?”
Samuel Taylor
Coleridge
Así que el texto nos presenta estos tres puntos:
¿Qué es?: Un necio. ¿Qué dice?: No hay Dios. Ahora añade: En su corazón. No es
el necio natural, sino moral, este necio del que habla David, la persona
malvada, carente de gracia, pues éste es el sentido del término original.
¿Qué ha hecho este necio? Sin duda nada; sólo ha
dicho. ¿Qué es lo que ha dicho? Nada tampoco; sólo ha pensado; porque decir en
el corazón es sólo pensar. Richard Clerke (uno de los traductores de la Biblia
inglesa).
No hay quien haga el bien. Excepto allí donde
reina la gracia, no hay quien haga el bien; no hay bien alguno; la humanidad,
caída y degradada, es un desierto sin un oasis, una noche sin una estrella, un
estercolero sin una joya, un infierno sin fondo. C. H. S.
Salmo
14:3.-
Pero
todos se han desviado,
a una se
han corrompido;
No hay
quien haga el bien,
no hay ni
siquiera uno.
A una se han corrompido. La única razón por
la que no vemos más claramente esta corrupción es porque estamos acostumbrados
a ella, tal como el que trabaja diariamente en un ambiente apestoso deja de
percibir el hedor en medio del cual se encuentra. C. H. S.
“No queda nada ya,
para días futuros,
Que se pueda añadir a
la lista de crímenes;
Los hijos,
resignados, deben sentir deseos
Que no pueden ser
peores que los de sus padres.
EI vicio ha alcanzado su cenit”.
Juvenal. Sátira 1.
El texto lo ha dicho positivamente. Lo repite negativamente: No hay
quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. El Espíritu
Santo no está contento con decir todos y conjuntamente, sino que añade estos
negativos: «no», «ninguno», «ni siquiera uno».
Salmo
14:4.-
¿No
tienen conocimiento
todos los
que hacen iniquidad,
Que
devoran a mi pueblo
como si comieran pan,
Y no invocan al SEÑOR?
Salmo
14:5.-
Allí
están temblando de miedo,
Pues Dios
está con la generación justa.
Que devoran a mi pueblo como si comiesen pan. Como las carpas en una laguna se comen a los peces más pequeños, y las
águilas hacen presa de otros pájaros, y los lobos descuartizan las ovejas del
prado, lo mismo los pecadores, de modo natural, y siguiendo su curso,
persiguen, calumnian y se mofan de los seguidores del Señor Jesús. C. H. S.
Los malvados corren el riesgo de condenar sus
propias almas con tal que puedan usar la daga sobre los que son la niña del ojo
de Dios. Lewis Stuckey
Cuando halles una serpiente sin colmillos o un
leopardo sin manchas, puedes esperar hallar un mundo malvado sin odio a los
santos. Si el mundo aborreció a Cristo, no es de extrañar que nos aborrezca a
nosotros. «El mundo me aborreció a mí antes que os aborreciera a vosotros» (Juan 15:18). ¿Por qué ha de aborrecer
alguien a, Cristo? Esta paloma bienaventurada carecía de hiel; esta rosa de
Saron exhalaba suave perfume; pero esto muestra la bajeza del mundo, que es un
mundo que odia a Cristo y desgarra a los santos. Thomas Watson
Salmo
14:6.-
Del
consejo del afligido ustedes se burlarían,
Pero el
SEÑOR es su refugio.
De los planes del desvalido hacéis burla vosotros, pero Jehová es su
esperanza. Esto ilustra dulcemente el cuidado que tiene Dios
de sus pobres, no meramente los pobres de espíritu, sino literalmente, los
pobres y humildes, los oprimidos y los ultrajados. Es este carácter de Dios el
que se halla delineado de modo conspicuo en su Palabra. Podemos ir a los Vedas de
los hindúes, al Corán de los mahometanos, considerar la legislación de los
griegos, el código de los romanos, y aun el Talmud de los judíos, el más amargo
de todos; pero en ninguna línea o en ninguna página hallaremos rastro de la
ternura, compasión, simpatía por las injusticias, opresiones, aflicciones y
tribulaciones de los pobres de Dios que se muestra de manera constante en casi
cada página de la Biblia cristiana. Barón Bouchier
El sabio confía en su sabiduría, el fuerte en su
fortaleza, el rico en sus riquezas; pero, para ellos, el confiar en Dios es la
mayor necedad del mundo. John Owen
Salmo
14:7.-
¡Oh, si
de Sion saliera la salvación de Israel!
Cuando el
SEÑOR restaure a Su pueblo cautivo,
Se regocijará
Jacob y se alegrará Israel.
¡Oh, quién nos diese que de Sión saliera la salvación de Israel! Cuando Jehová haga volver a los cautivos de su pueblo, se gozará Jacob
y se alegrará Israel. Es natural esta conclusión para la plegaria, porque ¿qué
podría convencer de modo más efectivo a los ateos, derribar a los
perseguidores, detener el pecado, asegurar la piedad sino la aparición
manifiesta de la gran salvación de Israel? La venida del Mesías ha sido el
deseo de los fieles en todas las edades, y aunque Él ya ha venido como ofrenda
por el pecado para expiar nuestra iniquidad, esperamos que venga por segunda
vez, sin ofrenda para el pecado, para salvación. C. H. S.
La aflicción es como si dijéramos la salsa de la
oración, como el hambre lo es para el pecado. Verdaderamente la oración es, en
general, insulsa para el que no está afligido, y muchos de ellos no oran
verdaderamente, sino más bien falsifican una oración de rutina, una oración por
la costumbre. Wolfgang Musculus
La cautividad es la de nuestras almas a la ley de
la concupiscencia, de nuestros cuerpos a la ley de la muerte; la cautividad de
nuestros sentidos al temor; cautividad, la conclusión de la cual está expresada
con tanta hermosura por uno de nuestros mayores poetas, a saber, Giles Fletcher,
en su Cristo triunfa sobre la muerte:
“Ahora no cuelga pena
alguna de su frente;
Ni palidez de
enfermedad hay en su rostro;
La edad no pone
hebras de plata en su cabello;
Ni desnudez ni
pobreza dañan al cuerpo;
Ni el temor de la
muerte anula el goce de la vida;
No hay pesadillas
vanas que causen desazón;
No hay pérdida,
dolor, cambio ni espera
Que altere ahora el suave deslizarse de sus horas”.
Citado por John Mason Neale
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