Hay muchos actores
en el escenario del Getsemaní. Judas y su traición. Pedro y su espada.
Los soldados y sus armas. Y aunque estos son importantes, no
son fundamentales.
El encuentro no es
entre Jesús y los soldados; es entre Dios y Satanás.
Satanás se atreve a
entrar en otro huerto, pero Dios prevalece y Satanás no tiene escape.
Satanás cae ante la
presencia de Cristo. Una palabra de sus labios y el más poderoso ejército del mundo se
desplomó.
Satanás calla ante la proclamación de Cristo. Ni una vez habló el enemigo sin que mediara una
invitación de Jesús. Satanás no tiene nada que decir delante de Cristo. Satanás
está impotente ante la protección de Cristo. Cuando Jesús te dice que te
protege, cuando ÉL te dice “No temas, porque yo estoy contigo” (Isaías 43:5) tenlo por cierto y créelo,
Él está contigo.
El infierno tendría que pasar a través de Él para alcanzarte. Jesús puede protegerte.
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?”. Salmos 27:1.-
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