El
hombre sabio lee el libro del mundo y el libro de la Palabra como dos volúmenes de la misma obra
y piensa respecto a ellos: «Mi
Padre escribió los dos.» C. H. S.
Este
Salmo forma un contraste perfecto con el Salmo 8, evidentemente compuesto por
la noche, y debería leerse en
relación con él, ya que es probable que fuera escrito
aproximadamente al mismo tiempo, y los dos son cánticos de alabanza derivados de los fenómenos
naturales, y por tanto apropiados de modo peculiar a la vida rural o
pastoral. John Mason Good
Así como Aristóteles tenía dos clases de
escritos, unos llamados exotéricos, para los oyentes comunes,
y otros acromáticos, para sus
estudiantes privados y conocidos, del mismo modo Dios tiene
dos clases de libros, según se da a entender
en este Salmo; a saber, el libro de sus criaturas, como
un libro corriente para todos los hombres del mundo (versículos 1-6), y el libro
de sus Escrituras, como un libro de estatutos para su auditorio doméstico: la iglesia (versículos 7, 8).
Así, los cielos declaran, esto es, hacen
que los hombres declaren la gloria de Dios a causa de su estructura,
movimientos e influencias admirables. La predicación de los cielos es maravillosa en tres
aspectos: