El
hombre sabio lee el libro del mundo y el libro de la Palabra como dos volúmenes de la misma obra
y piensa respecto a ellos: «Mi
Padre escribió los dos.» C. H. S.
Este
Salmo forma un contraste perfecto con el Salmo 8, evidentemente compuesto por
la noche, y debería leerse en
relación con él, ya que es probable que fuera escrito
aproximadamente al mismo tiempo, y los dos son cánticos de alabanza derivados de los fenómenos
naturales, y por tanto apropiados de modo peculiar a la vida rural o
pastoral. John Mason Good
Así como Aristóteles tenía dos clases de
escritos, unos llamados exotéricos, para los oyentes comunes,
y otros acromáticos, para sus
estudiantes privados y conocidos, del mismo modo Dios tiene
dos clases de libros, según se da a entender
en este Salmo; a saber, el libro de sus criaturas, como
un libro corriente para todos los hombres del mundo (versículos 1-6), y el libro
de sus Escrituras, como un libro de estatutos para su auditorio doméstico: la iglesia (versículos 7, 8).
Así, los cielos declaran, esto es, hacen
que los hombres declaren la gloria de Dios a causa de su estructura,
movimientos e influencias admirables. La predicación de los cielos es maravillosa en tres
aspectos:
1.-
como predicación realizada toda la noche y todo el día, sin interrupción (vers.
2);
2.-
como predicación en todos los lenguajes (vers. 3);
3.-
como predicación en todas partes del mundo, y en cada parroquia de cada
parte, y en cada lugar de cada parroquia (vers. 4).
Son
pastores diligentes, que predican sin cesar; son pastores entendidos, que predican
en todas las lenguas. Éste es el primer
libro de lectura de Dios, como si dijéramos, para toda clase de personas. Los
paganos leen este libro, pero los cristianos están familiarizados con su Biblia. John Boys
Los cielos proclaman la gloria de Dios,
y la expansión anuncia la obra de sus manos.
Un día transmite el mensaje al otro día,
y una
noche a la otra noche revela
sabiduría.
Los cielos cuentan la gloria de
Dios. El libro de la naturaleza tienes tres hojas: el cielo,
la tierra y el mar, de los cuales el cielo es el primero y el más glorioso, y con su ayuda podemos ver
las bellezas de los otros dos. El que empieza a leer la creación estudiando las estrellas empieza
el libro en el lugar debido.
Los
cielos son plural por su variedad, ya que comprenden los cielos acuíferos, con sus nubes en formas
incontables; los cielos aéreos, con sus
calmas y tempestades; los cielos solares, con todas las
glorias del día, y los cielos
estrellados, con todas las maravillas de la noche; lo que el cielo de los
cielos debe ser no ha entrado en el corazón del hombre, pero allí todas las cosas cuentan la gloria
de Dios de modo principal. No es meramente gloria lo que declaran los cielos,
sino la gloria de Dios.
El firmamento anuncia la obra de sus
manos. La expansión está llena de obras que muestran la habilidad suprema
de las manos creadoras del Señor.
En la expansión encima de nosotros Dios hace volar, por así decirlo, su bandera estrellada, para
mostrar que el rey está en casa, y cuelga su escudo para que
los ateos vean cómo El desprecia
sus increpaciones. El que mira el firmamento y luego se hace
llamar ateo, se muestra como un necio o un mentiroso. C. H. S.
Los
cielos manifiestan su sabiduría,
su poder, su bondad; y así no hay una criatura, por pequeña que
sea, que no admire al Creador en ellos. Como una habitación en cuyas paredes cuelgan espejos
representa el rostro en cualquier dirección en que uno se vuelva, así también todo el mundo
muestra la misericordia y la magnificencia de Dios; aunque visible, con todo,
descubre a un Dios invisible y sus atributos invisibles. Anthony Burges
Durante
la Revolución Francesa, Jean
Bon St. André, el revolucionario vendeano, dijo a un labrador: «Voy a hacer derribar todas las cúpulas
de las iglesias, para que no tengáis ningún objeto que os recuerde
vuestras antiguas supersticiones.» «Pero» -replicó el labrador-«no
puedes por menos que dejarnos las estrellas». John Bates
Podrían presentarse los dos primeros
versículos de modo literal de la siguiente manera:
“Los cielos CUENTAN la gloria de Dios.
El firmamento ANUNCIA la obra de sus manos;
Un día a otro día
COMUNICA el mensaje,
Una noche a la otra EXHALA conocimiento”.
Henry Crak
Aunque
todos los predicadores de la tierra callaran, y toda boca humana cesara de publicar
la gloria de Dios, los cielos arriba nunca cesarían de declarar y proclamar su majestad y gloria.
Aunque la naturaleza se mantuviera en silencio cuando el sol en su gloria
alcanza el cenit en el cielo de azur, aunque el mundo guardara su silencio
festivo cuando las estrellas brillan por la noche, con todo, dice el Salmista,
hablan; sí, un silencio santo
que es un hablar, siempre que haya un oído para escucharlo. Augustus T. Tholuck
Un día comunica el mensaje a otro día, y una
noche a otra noche declara la noticia. Como si un día emprendiera el relato allí donde lo
dejó el otro, y cada noche prosiguiera la maravillosa historia
que viene de la noche anterior. C. H. S.
Un
día habla al otro, es un día enseña al
otro. John Boys
No hay mensaje, no hay palabras;
no se oye su voz.
No es un lenguaje de palabras.
No diré que la voz de
Dios no se oiga; habla, en el mismo silencio, tan alto como
un trueno que retumba. John Gadsby
Mas por toda la tierra salió su voz,
y hasta los confines del mundo sus palabras.
En ellos puso una tienda para el sol,
y éste, como un esposo que sale de su
alcoba,
se regocija cual hombre fuerte al correr su
carrera.
De un extremo de los cielos es su salida,
y su curso hasta el otro extremo de ellos;
y nada hay que se esconda de su calor.
El
comienzo de la dispensación del evangelio
tal como fue introducida por Cristo es llamado el Sol de
justicia levantándose (Malaquías
4:2). Pero esta dispensación del evangelio comienza con la
resurrección de Cristo. Aquí el Salmista dice que Dios ha colocado
un tabernáculo
para el sol en los cielos; también que Dios el Padre ha preparado una morada en
el cielo para Jesucristo; ha puesto un trono para Él en el cielo, al cual El ascendió
después de resucitar. Así Cristo, cuando resucitó de la tumba, ascendió a la altura del cielo, y mucho más arriba
que todos los cielos, pero al final del día del evangelio va a descender de nuevo a la tierra. Se
dice aquí que el sol al
levantarse «se alegra como un atleta corriendo su carrera». Así también Cristo,
cuando resucitó, se levantó como
un hombre de guerra, como el Señor fuerte y poderoso, el
Señor poderoso en
batalla. Jonathan Edwards
Como esposo que sale de su tálamo; Cristo es el esposo, la naturaleza del
hombre la esposa, la conjunción y bienaventurada unión de ambos en una persona en su matrimonio. La mejor
manera de reconciliar dos familias desavenidas es hacer un matrimonio entre
ellas; así, también, el Verbo se hizo carne y habitó
entre nosotros en el mundo para que pudiera de esta manera
hacer nuestra paz, reconciliando a Dios con el hombre y al hombre con Dios. Mi
pecado es su pecado, y su justicia es mi justicia. El que no conoció pecado, por mí fue hecho pecado; y, en
sentido inverso, a pesar de no tener nada bueno, soy hecho justicia de Dios en
El. John Boys
Y nada hay que se esconda de su
calor. Las entrañas de la tierra están llenas del producto antiguo
de los rayos de sol, y aun las cavernas más profundas del mundo han sentido su poder. Allí donde se cierra el paso
a la luz, aún hay calor, y
otras influencias más sutiles penetran de todas formas.
El camino de la gracia de
Dios es sublime y ancho y pleno de su gloria; en todas sus manifestaciones ha
de ser admirado y estudiado con diligencia. Jesús, como el sol, reside en
medio de la revelación, teniendo su
tabernáculo entre los hombres en todo su resplandor; gozándose, como el Esposo de su iglesia,
para revelarse a los hombres, y, como un campeón, conseguir
renombre para El. El hace un circuito de misericordia, bendiciendo los rincones
más remotos de la tierra.
La
tierra recibe su calor del sol, y por medio de la conducción, una parte del mismo penetra la corteza
de nuestro globo. Por convección,
otra porción es llevada a la atmósfera y la calienta.
Otra porción es radiada al
espacio, según leyes que no entendemos bien del todo aún, pero que están evidentemente relacionadas con el
color, la composición química, la estructura mecánica de
las partes de la superficie de la tierra. Edwin Sidney en Conversaciones sobre
la Biblia y la Ciencia
No
sólo es en la cumbre de las montañas que
se ve la luz de Cristo, como en los días anteriores a su
venida y resurrección plena, cuando
sus rayos, aunque invisibles para el resto del mundo, rodearon
de gloria las cabezas de los profetas que le vieron, en tanto que para la parte
principal de la humanidad estaba situado todavía por debajo del horizonte. Ahora,
sin embargo, Él ha subido
y derrama su luz por todo el valle, así como sobre la montaña; ni hay nadie, por lo menos
en estos países, que no capte
algunos rayos de esta luz, excepto los que cavan y hurgan las madrigueras
y se esconden en las cavernas del pecado. No sólo ilumina los entendimientos, sino que ablanda y
funde y calienta el corazón, de modo que amará la verdad, y producirá fruto de ello, y madurará el fruto que
ha producido; y esto tanto en la planta más humilde que se arrastra por el suelo
como en el árbol más elevado. Julius Charles Hare
La ley del SEÑOR es perfecta,
que restaura el alma;
el testimonio del SEÑOR es seguro,
que hace sabio al sencillo.
La ley de Jehová
es perfecta; por medio de la
cual no queremos decir meramente la ley de Moisés, sino la doctrina de Dios, toda la
extensión de la Sagrada Escritura. No hay redundancias ni omisiones en la Palabra de Dios y en el plan de la
gracia; ¿por qué, entonces, los hombres tratan de
mejorarlo si es perfecto? El evangelio es perfecto en todas sus partes, y perfecto
como conjunto; es un crimen añadir al mismo, una traición
el alterarlo, y un grave error quitar de él.
Convierte el alma.
El gran medio de la conversión
de pecadores es la Palabra de Dios, y cuanto más cerca nos mantengamos en nuestro
ministerio, mayores garantías tenemos de triunfar en nuestra
empresa. Es la
Palabra de Dios, más bien que el comentario
sobre la Palabra de Dios por el hombre, que tiene poder sobre las almas.
Los preceptos del SEÑOR son rectos,
que alegran el corazón;
el mandamiento del SEÑOR es puro,
que alumbra los ojos.
Los mandamientos de Jehová
son rectos, que alegran el corazón. Nota el progreso; el que fue convertido, luego fue hecho
entendido, y ahora es hecho feliz; esta verdad hace recto al corazón y luego da gozo al corazón recto. C.
H. S.
¡Qué detestable es el descuido de los cristianos que no se preocupan de la Santa
Escritura y se entregan a la lectura de otros libros!
¡Cuántas horas preciosas pasan muchos, y
no sólo los días de entre semana, sino también los domingos, en novelas necias,
historias fabulosas y Poemas lascivos! Y ¿por qué esto, sino que con ello se
alegran y deleitan, cuando el pleno gozo sólo se encuentra en
estos libros sagrados? Otros libros pueden consolarnos en casos de problemas externos,
pero no contra los temores internos; pueden alegrar la mente, pero no aquietar
la conciencia; pueden animar y dar algunas chispas de gozo, pero no pueden
calentar el alma con el fuego permanente de las consolaciones firmes.
Si
Dios te da alguna vez oído espiritual para
juzgar las cosas debidamente, vas a reconocer que no hay
campanas como las de Aarón, ni arpa como la
de David, ni trompeta como la de Isaías, ni flautas como las del apóstol; y vas a confesar con Petrus
Damianus que los escritos de los oradores, filósofos y poetas paganos, que antes te
gustaban tanto, ahora son aburridos y monótonos en comparación con el consuelo de
las Escrituras. Nathanael ARDÍ
Alumbra los ojos.
Tanto si el ojo está nublado por la
aflicción como por el pecado, la Escritura es un hábil oculista que deja el ojo claro y
brillante. Mira el sol, y te hace cerrar los ojos; mira a lo que es más que la luz del sol, la de la
Revelación, y te ilumina; la pureza de la nieve puede cegar al
viajero alpino, pero la pureza de la verdad de Dios tiene el efecto contrario y
cura la ceguera natural del alma. Es bueno observar de nuevo la gradación; el convertido se vuelve un discípulo
y luego un alma que se regocija; ahora se consigue un ojo discerniente,
y como un hombre espiritual discierne todas las cosas, aunque él mismo no es discernido por ninguno.
El temor del SEÑOR es limpio,
que permanece para siempre;
los juicios del SEÑOR son verdaderos,
todos ellos justos;
deseables más que el oro;
sí, más
que mucho oro fino,
más dulces que la miel
y que el destilar del panal.
Además, tu siervo es amonestado por ellos;
en guardarlos hay gran recompensa.
Permanece para siempre.
Cuando los gobiernos de las naciones son conmovidos por una revolución y las antiguas constituciones son
abrogadas, es consolador saber que el trono de Dios queda
inconmovible y su ley inalterada.
Deseables son más
que el oro, y más que mucho oro afinado. La metáfora consigue fuerza por la manera en que es
presentada: oro, oro afinado, mucho oro afinado; es bueno, mejor, el mejor, y
por tanto no es sólo deseable para
la codicia del avaro, sino mucho más que esto. Los hombres hablan de
oro sólido, pero ¿qué
hay tan sólido como una verdad sólida? Por amor al oro se
pone a un lado el placer, se renuncia a la comodidad y aun se pone en peligro
la vida; ¿no estaremos
dispuestos a hacer otro tanto por amor a la verdad? C. H. S.
Y dulces más
que la miel, y que el destilar de los panales. No hay diferencia para
nosotros entre lo delicado de la miel del panal y la que está separada del mismo. Samuel Burder en
Costumbres orientales
Tu siervo es además
instruido
con ellos. Cierto judío había concebido el plan de envenenar a Lutero, pero
fue desengañado por un amigo
fiel, que envió a Lutero un retrato de este hombre, advirtiéndole contra él. De este modo, Lutero
conoció al presunto asesino y escapó de sus manos. Del mismo
modo la Palabra de Dios, oh cristianos, muestra el rostro de los deseos carnales
que emplea Satanás para destruir
tus consuelos y envenenar tu alma. G. S. Bowes
En guardarlos hay un gran galardón. Hay una paga, y es
grande; aunque nosotros no sacamos nada de la deuda, conseguimos grandes
beneficios de la gracia. C. H. S.
No
sólo por guardarlos, sino en el hecho de
guardarlos hay gran galardón. Thomas Brooks
¿Quién puede discernir sus propios errores?
Absuélveme de los que me son ocultos.
Guarda también a tu siervo de pecados de soberbia;
que no se enseñoreen de mí.
Entonces seré íntegro,
y seré absuelto de gran transgresión.
¿Quién
podrá descubrir sus propios errores? El que se conoce mejor es el
que conoce mejor
la Palabra, pero incluso éste se asombrará respecto a lo que no sabe, más bien que en el montón de felicitaciones por lo que sabe. C.
H. S.
Nadie
puede entender sus errores en cuanto a profundidad y fondo. En este punto hay
dos cosas a considerar:
1)
Una concesión.
2) Una confesión.
Las Escrituras afirman que «Todos nos descarriamos
como ovejas». Todo hombre por
naturaleza es como un árbol cortado de raíz, cuyos frutos son
comidos por los gusanos. El hombre en sí, en la vida, es como un instrumento musical desafinado,
que desafina en cada sonido. Aunque no los entendamos, son muchos. Robert Abbot
Si
un hombre no se arrepiente hasta que ha hecho confesión de todos sus pecados al oído de un padre
fantasma; si un hombre no puede tener absolución de sus pecados hasta que los ha contado
al oído de un
sacerdote, y puesto que, dice David, nadie puede entenderlos, y mucho menos expresar
todos sus pecados, ¡ay!, ¿no se
sentirá un hombre apartado del arrepentimiento por esta doctrina?
John Bradford (mártir)
«El corazón del hombre es en extremo
malvado, ¿quién puede conocerlo?» Obadiah Sedgwick
No
hay aritmética que pueda
poner número a nuestros pecados. Antes que lleguemos a
contar hasta mil ya hemos cometido diez mil mas. Thomas Adam
Límpiame de los que me son ocultos.
Los pecados secretos, como los conspiradores privados, deben ser buscados, o
pueden causar daños irreparables;
es bueno orar mucho respecto a ellos.
En
el Concilio lateranense de la Iglesia de Roma fue aprobado un decreto por el
que todo verdadero creyente debe confesar sus pecados, todos ellos, por lo
menos una vez al año; y añadieron al decreto esta declaración:
que no hay esperanza de perdón si no se cumple este decreto.
¿Qué hay que pueda compararse en
absurdidez a un decreto así? ¿Suponen que pueden contar
sus pecados de modo tan fácil como cuentan
sus dedos? C. H. S.
«Desgraciado hombre de mí» dice Pablo,
«¿quién me librará?» Verdaderamente, hermanos, el suyo
no era pecado fuera, sino en casa; no al exterior, sino dentro; no era el pecar
de Pablo con los hombres, sino el pecar de Pablo dentro de Pablo. Como Rebeca
estaba cansada, no debido a problemas exteriores, sino dentro de su propia casa
«las hijas de Het» dentro de la casa le
hacían la vida penosa-, del mismo modo la irrupción privada y secreta de
corrupción dentro de Pablo
era la causa de su turbación, que daba motivo a su deseo y exclamación: «¿Quién
me librará?» Obadiah Sedgwick
Algunos pueden ver y no
ven, como Balaam; otros quisieran ver y no pueden, como el eunuco; algunos ni
ven ni pueden ver, como Faraón; algunos pueden ver y ven,
como David. Thomas
Adams
La
ley del Señor es tan santa
que es necesario orar pidiendo perdón incluso por los pecados escondidos.
(NOTA: Este fue un texto principal de los reformadores contra la confesión auricular de
los católicorromanos.) T.
C. Barth, Manual Bíblico
Si
aparece al exterior pecado en un hombre hay un ministro a mano, un amigo cerca,
u otros le reprueban, le advierten y le guían; pero cuando es él mismo el artífice de sus deseos carnales,
él mismo se priva de todo
remedio público y procura y
se arriesga a condenar su alma cubriendo sus pecados secretos con
sumo cuidado, con algún barniz plausible
que pueda producir una buena opinión en los demás respecto a sus caminos. Obadiah Sedgwick
Hay
un poema singular de Hood, llamado «Sueño de Eugene Aram», un fragmento literario notable,
que ilustra el punto que tratamos. Aram ha asesinado a un hombre y ha echado su
cadáver al río, «agua
turbia, negra como tinta, en extremo profunda».
A
la mañana siguiente
visita
la escena de su culpa:
Y
busca el maldito remolino,
Con
ojo inquieto y receloso;
Y
vio al muerto en el fondo del lecho,
Pues
la corriente estaba seca.
Entonces
cubre el cadáver
con montones de hojas,
pero se levanta un viento recio
que
se lleva la hojarasca
y
deja el secreto a la luz del sol.
Entonces
incliné el rostro
Y
empecé a llorar al
punto,
Pues
me di cuenta que la tierra
Se
negaba a guardar el secreto;
Tierra
o mar, ni que lo escondiera
A
diez mil leguas de profundidad.
En
acentos quejumbrosos profetiza su propio descubrimiento. Entierra a su víctima en una cueva y
la cubre de piedras, pero cuando pasan los años, el hecho es al fin descubierto y el asesino es ejecutado.
La
hipocresía es un juego muy
duro de jugar porque enfrenta a un engañador contra muchos observadores. ¡Pecador secreto!, si te falta tener un
anticipo de la condenación sobre la tierra; sigue en tus pecados
secretos; porque ningún hombre es más
desgraciado que el que peca secretamente y sigue intentando
preservar su fama. El ciervo perseguido por sabuesos con las fauces
espumeantes, es mucho más feliz que el
hombre que es perseguido por sus pecados.
Sermón de Spurgeon sobre «Pecados secretos».
El
que Satanás nos tiente es
como prender fuego a leña seca, que pronto arde; nuestros
corazones se encienden con la primera chispa que cae; como un vaso que está a punto de rebosar, a la menor
sacudida se derrama. Y por ello ocurre que muchas veces las tentaciones pequeñas y las ocasiones
triviales dan motivo a grandes corrupciones; como un vaso que está lleno de licor nuevo,
fácilmente produce espuma. Ezequiel
Hopkins
La
Escritura ordena a menudo el deber de escudriñar, probar, examinar y estar en contacto con nuestros
corazones. Anthony Burgess
El que quiere pecar,
cuando ha pecado dirá, no para fortalecer su alma
contra Satanás, sino para halagarse a sí mismo en su pecado, que no es sino una
debilidad; pero, que yo sepa, puede ir al infierno por sus debilidades.
David
no dice «limpia», sino
«preserva»
a tu siervo de insolencia, o sea, el pecado de presunción. Podemos, pues,
mantenernos a distancia. Obtén
el perdón diariamente. A menos que seas preservado de
ellos, estos pecados van a tener dominio sobre ti. Sigue, luego, «entonces seré irreprochable»; de modo que el hombre
en quien el pecado o pecados de presunción no tienen dominio es un hombre recto. Richard Capel
Preserva a tu siervo.
Es una cruz para
el hombre malo el ser restringido del pecado y es un gozo del buen hombre el
ser apartado del pecado. Un mal hombre es apartado del pecado como un amigo de
otro amigo, como un amante de su amada, con afectos unidos y proyectos de reunirse
otra vez; pero un buen hombre es preservado del pecado como un hombre de su enemigo
mortal, cuya presencia aborrece y con deseos de que sea destruido.
La desgracia del buen hombre es que tiene un corazón que ha de ser más dominado; el
descontento y aflicción del mal hombre es que en todo tiempo sea
retenido por una cuerda y una brida. Obadiah Sedgwick
No
es nuestra gracia, nuestra oración ni nuestra vigilancia lo que nos guarda, sino que es el poder de
Dios, su diestra, que nos apoya. Anthony Burgess
Dios
guarda a sus siervos de pecar:
1)
Por medio de la gracia preservadora;
2)
Por medio de la gracia ayudadora;
3)
Por medio de la gracia avivadora;
4)
Por medio de la gracia directiva, y
5)
Por medio de la gracia activa.
Condensado de Obadiah Sedgwick
De los pecados de presunción. Los pecados de presunción son peligrosos de modo especial. Es notable
que aunque fuera provista una expiación para toda clase de pecado, en la ley judía hay una
sola excepción: «Pero el alma
que peca por presunción, no tendrá expiación; será cortada de en
medio de mi pueblo». Los pecadores
por presunción mueren sin perdón, han de esperar recibir una doble
porción de la ira de
Dios y una porción más terrible del castigo eterno en el hoyo cavado
para los malos. C. H. S.
Los
rabinos distinguen todos los pecados en los cometidos por ignorancia y los de
presunción.
Benjamin
Kennicott
Cuando el pecado comienza
a pasar de un acto a un deleite, del deleite a nuevos actos, de la repetición de actos pecaminosos a una indulgencia en el vicio, a un hábito y
costumbre y a una segunda naturaleza, de modo que todo lo que toca es gravoso y hiere el
corazón del hombre; cuando ha llegado al lugar
de Dios y requiere ser amado con toda la fuerza, hace retirar la gracia y los
demás vicios le prestan homenaje, exige que
todo sea sacrificado al mismo y ser servido con la reputación, la fortuna, cuerpo y alma del hombre, hasta la pérdida irreparable de su tiempo y su eternidad, cuando llega a esta altura en su
dominio, entonces el pecado pasa a ser «excesivamente pecaminoso». Adam Littleton
David
pide que Dios le preserve de los pecados de presunción, de los pecados
conocidos y evidentes, tales como los que proceden de la elección de la voluntad perversa contra la
mente iluminada. Alexander Cruden
Que no se enseñoree
de mí. Todo pecado, aunque
sea pequeño, puede acabar dominando al pecador y derrotarle con el tiempo,
pero el pecado de presunción
causa una gran alteración en el estado del alma al
instante, y en un sólo acto avanza de
modo terrible, debilita al espíritu y da una ventaja inmensa a la
carne, incluso hasta el punto de una conquista completa. Robert Sanderson
David
ora primero: líbrame de los que
me son ocultos, refiriéndose a los pecados, los causados por
la ignorancia, y luego ora por los de presunción, que, como muestra la oposición entre los otros,
son pecados de conocimiento; porque dice: «que no se enseñoree de mi; entonces seré irreprochable y quedaré libre de grave delito», esto es, este
pecado imperdonable que no debe ser olvidado nunca. Porque
para cometer este pecado hay dos cosas que son necesarias: luz en la mente y
malicia en el corazón; no sólo
malicia, sino también luz. Thomas Goodwin
Felices
las almas que, bajo un sentimiento de paz, por medio de la sangre de Jesús, oran diariamente para
ser conservadas por la gracia de Dios. Estas se conocen verdaderamente, ven su peligro
de caer, no quieren, no se atreven a paliar o aminorar la odiosa naturaleza y
deformidad de su pecado. No quieren dar un nombre más suave al pecado que el que merece, para no despreciar el valor
infinito de la preciosa sangre que Jesús derramó para expiar su
culpa. ¡Ay!, el santo
más exaltado, el creyente más
establecido, si se deja a él mismo, pronto va a cometer los pecados
más horribles, los pecados de presunción,
que acabarán dominándole. Willam Mason en Un tesoro espiritual
para los hijos de Dios.
Entonces seré
irreprochable y quedaré libre de grave delito. David tiembla ante la
idea de haber cometido el pecado imperdonable. El pecado secreto es una
pasarela hacia el pecado de presunción, y éste es el vestíbulo del «pecado que es para muerte». El que tienta al diablo a que le tiente,
está en el camino que le llevará de mal en
peor, y así más y más.
C. H. S.
Ocurre
en los movimientos de un alma tentada a pecar como en los movimientos de una
piedra que cae por la ladera de una colina: al principio es fácil de detener,
pero una vez ha adquirido ímpetu,
¿quién la va a detener? Y, por tanto, la mayor sabiduría del mundo es observar los primeros
movimientos del corazón, para frenarlo y
detenerlo. G. H. Salter
Ten
cuidado especial en aquellos pecados que se acercan al pecado contra el Espíritu Santo; y éstos son: hipocresía,
hacer sólo una profesión externa de religión, y de este modo fingir y burlarse
de Dios; pecar voluntariamente contra la convicción de la conciencia, y contra una gran luz
y conocimiento, pecar por presunción. Estos pecados, aunque ninguno de ellos es un pecado directo
contra el Espíritu Santo, sin embargo
se acercan al mismo. Robert Russell
Sean gratas las palabras de mi boca
y la meditación de mi corazón delante de ti,
oh SEÑOR, roca mía y redentor mío.
Sean gratos los dichos de mi boca y
la meditación de mi corazón delante de Ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío. Las palabras de la boca son una burla
si el corazón no las medita. C. H. S.
Pero,
Señor, ¿qué son mis
palabras?, ¿qué son mis pensamientos? Unos y otros son malos;
mi corazón, una fuente de
corrupción, y mi lengua, una corriente contaminada; ¿y voy a presentar un
sacrificio así a Dios? El animal
cojo, el ciego, por más que en otros aspectos fueran limpios, eran
sacrificios abominables a Dios; ¿cuánto más si nosotros ofrecemos animales que son inmundos?
Y, con todo, Señor, mi sacrificio
no es mejor: palabras vacilantes, pensamientos errabundos;
ni unos ni otros son presentables a Ti; ¡cuánto menos los pensamientos malos, las palabras ociosas!
Con todo, esto es lo mejor que tengo. ¿Hay remedio? Si es que existe, está en Ti, oh Señor, es en Ti
que debo buscarlo y por ello lo estoy buscando en Ti. Tú solo, oh Señor, puedes
santificar mi lengua; santifica mi corazón para que mi lengua pueda decir, y mi corazón pensar,
lo que es aceptable delante de Ti, sí, lo que pueda causarte deleite. Arthur Lake en Meditaciones
divinas.
0 comentarios:
Publicar un comentario