Bienvenidos a Hijos Obedientes

“Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios. Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo; pues la Escritura dice: "Sean ustedes santos, porque yo soy santo".

1 Pedro 1:14-16.-


viernes, 18 de noviembre de 2011

El tema central de la muerte de Jesús: ¿Causa o Propósito?

Introducción.
¿Por qué sufrió tanto Jesucristo? A veces al meditar en nuestro amado Señor, lo hacemos con una perspectiva humana. Es necesario elevar nuestros pensamientos por el Espíritu Santo en otra dirección. Ya no pensamos “por qué sufrió tanto Jesucristo”, si no en encontrar la respuesta final a la pregunta de “¿Quién crucificó a Jesús?” La sola idea es asombrosa: Dios crucificó a su propio Hijo. El sufrimiento no sólo era insuperable, era inevitable.

Dios lo encaminó para bien.
El profeta hebreo Isaías dijo:

Pero el Señor quiso quebrantarlo
y hacerlo sufrir…
Isaías 53:10.-


El Nuevo Testamento dice:

Dios llegó incluso a permitir
que su propio Hijo muriera por nosotros.
Con toda seguridad nos dará
junto con su Hijo todo lo que tiene.
Romanos 8:32.-

A quien Dios exhibió públicamente (Cristo)
como propiciación por su sangre
a través de la fe
Romanos 3:25.-

Pero… ¿Cómo se relaciona este acto divino con las horribles acciones pecaminosas de los hombres que mataron a Jesús? La respuesta que se da en la Biblia queda expresada en una antigua oración:

Todo esto sucedió cuando Herodes, Poncio Pilato, las naciones y el pueblo de Israel se juntaron en contra de Jesús aquí en Jerusalén. Jesús es tu santo siervo, tu escogido para ser el Cristo. Al ponerse en contra de él, hicieron que tus planes se cumplieran. Todo esto sucedió por tu poder y porque así lo quisiste.
Hechos 4:27-28.-

La profundidad Y el alcance de esta divina soberanía nos dejan sin respiración. Pero es también la clave de nuestra salvación. Dios la planificó, y por intermedio de hombres malvados un gran bien ha venido al mundo. Para parafrasear un pasaje de la Tora judía:

Lo que ellos hicieron con malas intenciones,
Dios lo hizo con buenas intenciones.
Génesis 50:20.-

Puesto que Dios lo hizo con buenas intenciones, debemos pasar más allá de la cuestión de la causa humana al propósito divino.

El tema central de la muerte de Jesús no es la causa, sino el propósito, el significado.
El hombre puede tener sus razones para quitar a Jesús del camino, pero solo Dios puede concebir esto para bien del mundo. En realidad, los propósitos de Dios para el mundo en la muerte de Jesús son insondables.

Dejemos que la Biblia hable. Ahí es donde nosotros oímos la palabra de Dios. Busquemos saber más y más de los grandes designios de Dios en la muerte de su Hijo.

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