Te alabaré, oh Jehovah, con todo mi corazón;
contaré todas tus maravillas.
Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón. A veces es necesaria toda nuestra decisión para hacer frente a los dientes de sus enemigos, afirmando que, por más que los demás callen, nosotros bendeciremos su nombre; aquí, sin embargo, el derrumbamiento del enemigo se ve como total y el cántico fluye con la sagrada plenitud del deleite. Nuestro deber es alabar al Señor; ejerzamos este privilegio. Con todo mi corazón. La mitad del corazón no es el corazón. C. H. S.
Las medias tintas, el desánimo y el desprecio de la gracia divina van de la mano. E. W. Hengstenberg
Contaré todas tus maravillas. La gratitud por un acto de misericordia refresca la memoria de millares de ellos. Un eslabón de plata en la cadena arrastra una larga serie de recuerdos tiernos. Aquí hay una obra eterna para nosotros, porque no puede haber fin a la manifestación de todos sus actos de amor. C. H. S.
Cuando hemos recibido algún bien especial del Señor, es bueno que, según la oportunidad que tengamos, lo contemos a otros. Cuando la mujer que había perdido una de sus diez monedas de plata y la halló, reunió a sus vecinas y amigas y les dijo: «Regocijaos conmigo, porque he hallado la moneda que había perdido.»
¿Quién conoce tantas de las obras maravillosas de Dios como su propio pueblo? Si ellos callan, ¿cómo podemos esperar que el mundo vea lo que Él ha hecho? No nos avergoncemos de glorificar a Dios contando lo que conocemos y sabemos que El ha hecho; busquemos la oportunidad de poner claramente estos hechos en evidencia; deleitémonos en hallar la oportunidad de contar, de nuestra propia experiencia, lo que ha de redundar en su alabanza; y a los que honran a Dios, Dios, a su vez, los honrará; si estamos dispuestos a contar sus hechos, El nos dará en abundancia de qué hablar. P. B. Power en «Yo quiero» en los Salmos.
Me alegraré y me regocijaré en ti;
cantaré a tu nombre, oh Altísimo.
Me alegraré y me regocijaré en Ti. Dios ama al dador alegre, tanto si lo que presenta ante el altar es el oro de su bolsa como el oro de su boca.
Cantaré a tu nombre, oh Altísimo. Los cánticos son la expresión adecuada del agradecimiento interior, y haríamos bien en procurar honrar a nuestro Señor con muchos más.
Mr. B. P. Power dijo, y muy bien: «Los marineros dan un grito de alegría cuando levan el anda; el labrador silba por la mañana cuando sigue su yunta; la lechera canta una canción rústica cuando se dispone a empezar su tarea; cuando los soldados dejan a sus amigos detrás, no avanzan al cántico de la "Marcha fúnebre de Saúl", sino al aire vivo de una marcha. Un espíritu que alaba hará por nosotros lo que sus cánticos hacen en favor de ellos; y si nos decidimos a alabar al Señor, sobrepasaremos muchas dificultades que con el espíritu abatido no seriamos capaces de superar, y doblaremos el trabajo hecho respecto a silo hacemos con languidez, abrumados y aplastados en el alma. Así como el espíritu malo en Saúl cedió en tiempos de antaño a la influencia del arpa del hijo de Isaí, también el espíritu de melancolía huirá de nosotros con tal que entonemos el himno de alabanza.» C. H. S.
Cuando mis enemigos volvieron atrás,
cayeron y perecieron ante ti.
Porque has defendido mi juicio y mi causa;
te has sentado en el trono del Juez de justicia:
Porque has mantenido mi derecho y mi causa. Si procuramos sostener y honrar a nuestro Señor podemos sufrir reproches y calumnias, pero es un gran consuelo recordar que Aquel que está sentado en el trono juzga nuestros corazones y no nos dejará a merced de la ignorancia del juicio del hombre falible. C. H. S.
Reprendiste a las naciones; destruiste a los impíos;
el nombre de ellos has borrado para siempre.
El enemigo ha sucumbido para siempre;
sus ciudades has destruido; con ellas pereció su recuerdo.
Pero Jehovah permanecerá para siempre;
ha dispuesto su trono para juicio.
El juzgará al mundo con justicia;
hará juicio a los pueblos con rectitud.
El juzgará al mundo con justicia, y a los pueblos con rectitud. ¡Oh, cómo debe frenar nuestras acciones la idea de aparecer ante el tribunal del gran Rey cuando estemos tentados a pecar, y cómo debe confortarnos cuando seamos calumniados y oprimidos! C. H. S.
La conciencia culpable no puede sufrir que se hable de este día porque entonces oye su propia condenación. Yo creo que si hubiese una colecta mundial para que no hubiese día de juicio, entonces Dios sería tan rico que el mundo quedaría en la bancarrota y sería una desolación. Henry Smith
Jehovah será un alto refugio para el oprimido,
un refugio en los tiempos de angustia.
El Señor será un refugio para los oprimidos, un refugio en tiempo de tribulación. Se dice de los egipcios que, viviendo en regiones pantanosas, y molestados por los mosquitos, acostumbraban a dormir en altas torres; estos insectos no podían subir tan arriba, por lo que se veían libres de sus picaduras; así debe ser con nosotros cuando nos combaten los cuidados y el temor, hemos de acudir a Dios en busca de refugio y descanso confiado en su ayuda. John Trapp
En ti confiarán los que conocen tu nombre;
pues tú, oh Jehovah, no abandonaste
a los que te buscaron.
En Ti confiarán los que conocen tu nombre, por cuanto Tú, oh Jehová, no desamparas a los que te buscan. La fe es una gracia inteligente; aunque puede haber conocimiento sin fe, no puede haber fe sin conocimiento. Dicen que la ignorancia es la madre de la devoción; pero, con toda seguridad, cuando se pone el sol sobre el entendimiento, tiene que ser la noche en los afectos. Tan necesario es el conocimiento para la existencia de la fe, que las Escrituras a veces llaman a la fe con el nombre del conocimiento.
Isaías 53:11: «por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos». El conocimiento es puesto aquí en lugar de la fe. Thos. Watson
No pueden hacer otra cosa los que a través de la salvación conocen los dulces atributos de Dios y sus nobles actos en favor de su pueblo. Nunca confiamos en un hombre hasta que le conocemos bien, y los hombres malos, mejor que conocerlos es no confiar en ellos. No es así con respecto al Señor; porque allí donde su nombre es ungüento, derramado, las vírgenes le aman, se regocijan en El y reposan en El. John Trapp
Cantad a Jehovah, que habita en Sion;
contad en los pueblos sus hechos.
Porque el Vengador de la sangre se acordó de ellos;
no se olvidó del clamor de los pobres.
Porque el que pide cuentas de la sangre se acordó de los afligidos. Oh perseguidores, llega un tiempo en que Dios hará una investigación estricta de la sangre de Hooper, Bradford, Latimer, Taylor, Ridley, etc. Llega un tiempo en que Dios va a inquirir quién cerró la boca de muchos ministros suyos, y quién encarceló, confinó y desterró a otros que eran en un tiempo antorchas ardientes y brillantes, y que estaban dispuestos a consumirse para que los pecadores pudieran ser salvados y Cristo glorificado. Llega un tiempo en que el Señor hará una estricta averiguación de todas las acciones y prácticas de los tribunales, consejos, comités eclesiásticos, y tratará a los perseguidores como ellos trataron a su pueblo. Thos. Brooks
Hay la vox sanguinis, la voz de la sangre; y «El que hizo el oído, ¿no oirá?» Cubrió el mundo antiguo de agua. La tierra estaba llena de crueldad; la vox sanguinis era la que clamaba, y los cielos oyeron a la tierra, y las ventanas de los cielos se abrieron y dejaron caer su juicio y su venganza sobre ella. Edward Marbury
No se olvidó del clamor del humilde. La oración es un puerto para el náufrago, un áncora para los que se están hundiendo en las olas, un cayado para los miembros del que se tambalea, una mina de joyas para el pobre, un médico para las enfermedades y un guardián de la salud. La oración nos asegura a la vez la continuidad de nuestras bendiciones y disipa las nubes de nuestras calamidades. ¡Oh bienaventurada oración!, Tú eres el conquistador denodado de los males humanos, el fundamento firme de la felicidad humana, la fuente de gozo perdurable, la madre de la filosofía. El hombre que puede orar verdaderamente, aunque languidezca en la indigencia más extrema, es más rico que todos los que le rodean, en tanto que el desgraciado que nunca ha doblado su rodilla, aunque se siente orgulloso como monarca de todas las naciones, es el más destituido de los hombres. Crisóstomo
Ten compasión de mí, oh Jehovah.
Mira la aflicción que me han causado
los que me aborrecen;
tú, que me levantas de las puertas de la muerte,
Ten misericordia de mí, Jehová. Tal como Lutero acostumbraba a llamar a algunos de los textos pequeñas Biblias, también nosotros podemos llamar a esta cláusula un pequeño libro de oración, porque tiene en sí el alma y tuétano de la oración. C. H. S.
Para que cuente todas tus alabanzas
en las puertas de la hija de Sion y me goce
en tu salvación.
Para que proclame yo todas tus alabanzas. No hemos de olvidar el objeto de David al desear misericordia; es la gloria de Dios. Los santos no son tan egoístas como para procurar sólo para sí mismos; desean el diamante de la misericordia para que los demás puedan ver cómo reluce y admiren a Aquel que da gemas tan preciosas a sus amados. C. H. S.
Las naciones se hundieron en la fosa que hicieron;
en la red que escondieron fue atrapado su pie.
Jehovah se dio a conocer por el juicio que hizo;
los impíos fueron atrapados
en la obra de sus propias manos. (Higayón, Selah)
Los impíos serán trasladados al Seol,
todas las naciones que se olvidan de Dios.
Va a resultar en un aumento del tormento de los condenados el que sus tormentos sean tan grandes y tan fuertes como su comprensión y sus afectos, lo cual hará que aquellas pasiones violentas sean todavía activas. Si su pérdida no fuera tan grande y su sentimiento de ello no fuera tan apasionado, si pudieran perder el uso de su memoria, estas pasiones morirían, y esta pérdida, siendo olvidada, les turbaría menos. Pero como no pueden poner a un lado ni su vida ni su ser, ya que ellos considerarían su aniquilación una misericordia singular, tampoco pueden poner a un lado ninguna parte de su ser. El entendimiento, la conciencia, los afectos, la memoria, todos ellos han de vivir para atormentarlos, en tanto que deberían haber contribuido a su felicidad. Y así como con estas facultades podrían haberse alimentado en el amor de Dios y sacar perpetuamente los goces de su presencia, así también por ellas mismas ahora reciben la ira de Dios y sacan continuamente los dolores de su ausencia. Ahora no dedican tiempo ni lugar en sus memorias para considerar las cosas de la otra vida. Ah, entonces tendrán tiempo suficiente; se hallarán donde no tendrán nada más para considerar: sus recuerdos no tendrán otra utilidad que dañarles; se hallarán grabados sobre las tablas de sus corazones. Richard Baxter
En la obra de sus manos fue enredado el malo. La paga que el pecador busca con su pecado es vida, placer y ventajas; pero la paga que le resulta del mismo es tormento, muerte y destrucción. El que quiera entender lo falso y engañoso del pecado debe comparar las promesas y el pago juntamente. Robert South
No sólo lo leemos en la Palabra de Dios, sino que toda la historia y toda la experiencia dan constancia de la misma justicia recta de Dios al enredar al malvado en la obra de sus propias manos. Quizá el ejemplo más notable que tenemos, junto al de Amán en su propia horca, es uno que se relaciona con los horrores de la Revolución Francesa, en el cual se nos dice que «al cabo de nueve meses de la muerte de la reina Maria Antonieta en la guillotina, cada uno de los implicados en su trágico fin -acusadores, jueces, el jurado, los fiscales, los testigos, todos aquellos cuyo destino es conocido, sin excepción alguna-, perecieron en el mismo instrumento que su víctima inocente». «En la red que tendieron para ella quedaron presos sus propios pies, en el hoyo que cavaron para ella cayeron ellos mismos.» Barton Bouchier
Los malos serán trasladados al Seol. Los impíos al morir tienen que sufrir el furor y la indignación de Dios. He leído de una piedra imán que se halla en Etiopía que tiene dos lados, uno de ellos atrae el hierro a sí, en tanto que el otro lo aleja; del mismo modo, Dios tiene dos manos, la de misericordia y la de justicia; con la una atrae a los piadosos al cielo, con la otra va a lanzar al pecador al infierno; y, ¡oh, qué lugar tan terrible es éste! Se le llama el lago ardiente (Apocalipsis 20:15); un lago, para denotar los abundantes tormentos del infierno; un lago ardiente, para mostrar el ardor de ellos: el fuego es el elemento más atormentador. Thos. Watson
Todas las gentes que se olvidan de Dios. Hay naciones enteras que lo hacen; los que se olvidan de Dios son más numerosos que los profanos o los libertinos, y, según la misma expresión gráfica del hebreo, el lugar más hondo del infierno será aquel al cual serán echados todos de cabeza. El olvidarse parece un pecado pequeño, pero acarrea la ira eterna sobre el hombre que vive y muere en él. C. H. S.
El recordar a Dios es el manantial de la virtud; el olvidarle, la fuente del vicio. George Horne
Porque el necesitado no será olvidado para siempre,
ni la esperanza de los pobres perecerá eternamente.
La esperanza del pobre no perecerá para siempre. Un pagano podría decir cuando un pájaro, aterrorizado por un milano, se esconde en su pecho: «No voy a traicionarte al enemigo, puesto que has buscado asilo en mi.» ¡Cuánto menos podría entregar Dios un alma a su enemigo que se ha refugiado en su nombre, diciendo: «Señor, no tengo confianza en mí mismo ni en nadie más; en tus manos entrego mi causa, y confío en Ti.» Esta dependencia de un alma indudablemente va a despertar el poder todopoderoso de Dios para la defensa de ella. El ha jurado con el mayor juramento que puede salir de sus labios, esto es, por sí mismo, que aquellos que buscan refugio en El recibirán gran consolación (Hebreos 6:17). Wm. Gurnall
¡Levántate, oh Jehovah! ¡Que no prevalezca el hombre!
Sean juzgadas las naciones delante de ti.
Levántate, oh Jehová; no triunfe el hombre; sean juzgadas las naciones delante de Ti. ¿Qué significa esto? ¿Hemos de considerar que el Salmista está orando para la destrucción de sus enemigos, pronunciando una maldición sobre ellos? No; éstas no son las palabras de uno que desea que ocurra algo malo a sus enemigos; son las palabras de un profeta, de uno que está prediciendo, en lenguaje escritural, el mal que va a sucederles a causa de sus pecados. Agustin
Infúndeles pánico. Que sepan las naciones
que no son más que hombres. (Selah)
Aprendan las naciones que no son sino hombres. Uno podría imaginarse que los hombres no pueden llegar a ser tan vanos que nieguen que son realmente hombres, pero parece que ésta es una lección que el divino Maestro puede enseñar a algunos espíritus orgullosos. El que lleva una corona no deja de ser hombre; los títulos universitarios eminentes no hacen que los que los posean sean otra cosa que hombres; el valor y las conquistas no elevan por encima del simple nivel de hombre; y toda la riqueza de Creso, la sabiduría de Solón, el poder de Alejandro, la elocuencia de Demóstenes, si se añaden, van a dejar a su posesor siendo un hombre, después de todo. Recordemos esto siempre, para que no sea necesario que, como a los que menciona el texto, haya que infundírsenos temor. C. H. S.
El original es enosh; y, por tanto, es una oración para que puedan conocer ellos mismos que no son sino hombres desgraciados, frágiles, mortales. La palabra está en singular, pero se usa en forma colectiva. Juan Calvino
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