No hay un solo Salmo que describa la mente, las costumbres, las obras, las palabras, los sentimientos y el destino del impío con tanta propiedad, plenitud y luz como este Salmo. Así que, si en algún aspecto no se ha dicho bastante todavía del impío, o si falta todavía algo en los Salmos que siguen, podemos hallar aquí una imagen y representación perfecta de la iniquidad. Este Salmo, pues, es un tipo, forma y descripción de este hombre, el cual, aunque él mismo se vea, y aun los otros le vean, como el más excelente de los hombres, más que Pedro, es detestable a los ojos de Dios; y esto es lo que impulsó a Agustín y a los que siguieron a entender este Salmo con referencia al Anticristo. Martin Lutero
Sal 10:1 ¿Por qué estás lejos, oh Jehová,
Y te escondes en el tiempo de la tribulación?
¿Por qué estás lejos, oh Jehová? La presencia de Dios es el gozo de su pueblo, pero la sospecha de su ausencia es desazonante sin medida. Por tanto, recordemos que el Señor está cerca de nosotros. El orífice no está nunca lejos de la boca del horno cuando tiene el oro en el fuego, y el Hijo de Dios siempre está andando en medio de las llamas cuando sus santos hijos son echados en ellas. C. H. S.
¿Por qué te escondes en el tiempo de la tribulación? No es la tribulación, sino el que nuestro Padre esconda su faz, lo que nos hiere en lo vivo. Si necesitamos respuesta a la pregunta «¿Por qué te escondes?» la hallaremos en el hecho de que hay una necesidad no sólo para la prueba, sino para la pesadez del corazón bajo la prueba (1 Pedro 1:6); pero, ¿cómo puede ser así si el Señor debería brillar sobre nosotros cuando nos está afligiendo?
Si el padre consuela a su hijo cuando le está corrigiendo, ¿de qué serviría la disciplina? Un rostro sonriente y la vara no son compañeros apropiados. Dios desnuda la espalda para que el golpe se sienta más; porque es sólo la aflicción sentida la que pasa a ser aflicción bendita. Si fuéramos llevados en brazos por Dios al pasar cada corriente, ¿dónde estaría la prueba, dónde la experiencia que la tribulación tiene por objeto enseñarnos?
Si el Señor no se escondiera, no sería tiempo de tribulación en absoluto. Lo mismo podrías inquirir por qué el sol no brilla de noche, cuando es seguro que no habría noche silo hiciera. C.H. S.
«El tiempo de la tribulación» debería ser tiempo de confianza; el tener fijo el corazón en Dios, debería prevenir los temores del corazón. «Confiando en el Señor, su corazón es establecido; no temerá.» De otra manera, sin ello, seriamos como la llama de una vela, como una veleta; movidos por cada ráfaga de malas noticias, nuestras esperanzas se hundirían o flotarían según las noticias que oyéramos. La falta de fe sólo impide a Dios que nos muestre su poder al tomar nuestra parte. Stephen Charnock
Sal 10:2 Con arrogancia el malo persigue al pobre;
Será atrapado en los artificios que ha ideado.
Con arrogancia el malo persigue al pobre. La acusación se divide en dos partes distintas: arrogancia y tiranía; la una es la raíz de la otra. El orgullo es el huevo de la persecución. C. H. S.
El «orgullo» es un vicio que se adhiere de modo tan firme a los corazones de los hombres, que si tuviéramos que quitarnos nuestras faltas una tras otra, sin duda hallaríamos que es la última y la más difícil de arrancar. Richard Hooker
Queda atrapado en la trama que le ha urdido. La idea es razonable, justa y natural. Incluso cuando nuestros enemigos son los jueces, es justo que los hombres sean tratados como ellos desean tratar a los Otros. Sólo sopesamos al otro en nuestras propias balanzas, y medimos el trigo con nuestra propia medida.
Nadie va a disputar la justicia de Dios cuando El ahorque a cada Amán en su propia horca, y eche a cada uno de los enemigos de sus Danieles en sus propios fosos de leones. C. H. S.
Sal 10:3 Porque el malo se jacta del deseo de su alma,
Bendice al codicioso, y desprecia a Jehová.
Porque el malo se jacta de los antojos de su alma. La evidencia es plena y concluyente sobre la cuestión del orgullo, y ningún juez vacilaría en pronunciar veredicto contra el reo. El primer testigo testifica que es un jactancioso. Los pecadores jactanciosos son los hombres más despreciables, los peores, especialmente cuando sus inmundos deseos demasiado inmundos para poder ser realizados pasan a ser objeto y tema de sus jactancias.
El codicioso bendice, mas Jehová lo desprecia. Otro testimonio que desea que se le escuche. Esta vez el descaro del orgulloso rebelde es aún más aparente; porque «el codicioso bendice a quien Jehová aborrece». Esto es insolencia, que es orgullo disfrazado.
Los únicos pecadores que son recibidos como respetables son los codiciosos. Si un hombre fornica, o es un borracho, se le echa de la iglesia; pero, ¿quién ha oído de disciplinar en la iglesia a este idólatra desgraciado: un codicioso?
Temblemos para que no seamos hallados participes de este atroz pecado del orgullo: «el codicioso bendice a quien Jehová aborrece». C. H. S.
Cristo sabía lo que decía cuando exclamó: «Ningún hombre puede servir a dos señores.» Como el ángel y el diablo luchaban por la posesión del cuerpo de Moisés (Judas 9), no para partírselo, sino para poseerlo entero cada uno, del mismo modo se esfuerzan todavía por nuestras almas, para ver quién va a poseerlas enteras. Henry Smith
Sal 10:4 El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios;
No hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios. El rostro duro como el bronce y el corazón quebrantado nunca van juntos. No estamos del todo seguros que los atenienses fueran sabios cuando ordenaron que los hombres fueran sentenciados en la oscuridad para que la expresión de sus rostros no pudiera ser sopesada por los jueces; porque hay mucho más que se puede aprender de los gestos de la cara que de las palabras de los labios. La sinceridad brilla en el rostro, pero la vileza de algunos asoma a los ojos. C. H. S.
Son a millares los que morirán y serán condenados, más bien que aceptar el perdón sobre el hecho único de los méritos y obediencia a Cristo. ¿Cuándo van a estar contentos los hombres con el método de Dios para salvarlos por la sangre del pacto eterno? ¿Vas tú a ser condenado para poder ser tu propio salvador? ¿Eres tan orgulloso que no quieres contemplar a Dios? No vas a merecer ni recibir nada. ¿Qué diré? Eres pobre, pero orgulloso; no tienes más que miseria, pero estás hablando de hacer una compra. El que está orgulloso de sus vestidos, y su linaje no es tan despreciable a los ojos de Dios como el que está orgulloso de sus méritos y por ello se niega a someterse a los métodos de Dios para su salvación por medio de Cristo y de su justicia exclusivamente. Lewis Stuckley
El orgullo de los malvados es la razón principal por la que no buscan el conocimiento de Dios.
El orgullo consiste en una exaltada opinión de uno mismo sin base para ello. Por tanto, el orgulloso se siente impaciente ante un rival, aborrece a un superior, y no puede tolerar un amo.
Es evidente que no hay nada más penoso para el corazón orgulloso que el pensamiento de un ser como Dios. Una persona orgullosa sólo puede considerarlo con sentimientos de temor, aversión y aborrecimiento. Tiene que verle como su enemigo natural, su gran enemigo, a quien ha de temer.
El orgullo hundió a Satanás desde el cielo al infierno; desterró a nuestros primeros padres del paraíso; y, de modo similar, va a ser la ruina de los que lo sientan. Nos mantiene en la ignorancia de Dios; nos cierra su favor; nos impide que nos asemejemos a El. ¡Vigila el orgullo! Vigila para que no caigas en él imperceptiblemente, porque es quizá, de todos los pecados, el más secreto, sutil y solapado. Edward Payson
No hay Dios en ninguno de sus pensamientos. Entre los montones de paja no había ningún grano de trigo. El único lugar donde no hay Dios es en los pensamientos del malvado. Esta es una acusación devastadora; porque allí donde no hay el Dios del cielo, está reinando avasallador el señor del infierno; y si Dios no está en nuestros pensamientos, nuestros pensamientos nos llevan a la perdición. C. H. S.
Algunos leen: «No hay Dios en ninguno de sus propósitos astutos y presuntuosos»; otros: «En ninguno de sus pensamientos hay Dios» Thos. Goodwin
Nos preocupamos de las menudencias, pero Dios no se halla en absoluto en nuestros pensamientos; raramente es el único objeto de ellos. Dedicamos nuestros pensamientos duraderos a las cosas transitorias, y los pensamientos fugaces, al bien perdurable y eterno. Stephen Charnock
Sal 10:5 Sus caminos son torcidos en todo tiempo;
Tus juicios los tiene muy lejos de su vista;
A todos sus adversarios desprecia.
Tus juicios los tiene muy lejos de su vista. Este hombre mira hacia arriba, pero no bastante. Habiendo olvidado a Dios, también ha olvidado sus juicios. No es capaz de comprender las cosas de Dios; más bien podemos esperar que un cerdo mire por un telescopio a las estrellas que este hombre estudie la Palabra de Dios para entender la justicia del Señor. C. H. S.
Sal 10:6 Dice en su corazón: No seré movido jamás;
Nunca me alcanzará el infortunio.
Dice en su corazón: No seré inquietado jamás; nunca me alcanzará el infortunio. ¡Oh, impertinencia sin sentido! El hombre se cree inmutable y omnipotente, también, porque nunca ha de verse en la adversidad. C. H. S.
Pompeyo, cuando hubo asaltado en vano una ciudad y no pudo tomarla por la fuerza, se ingenió una estratagema, fingiendo la proposición de un pacto: les dijo que abandonaría el sitio y haría paz con ellos con la condición de que dejaran entrar a unos pocos soldados débiles, enfermos y heridos para que los curaran. Ellos dejaron entrar a los soldados, y cuando la ciudad estaba segura, los soldados dejaron entrar al ejército de Pompeyo. Una seguridad carnal establecida va a permitir a todo el ejército de los deseos carnales en el alma. Thomas Brooks
Sal 10:7 Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude;
Debajo de su lengua hay vejación y maldad.
Llena está su boca de maldición, y de engaños y fraude. No hay poco engaño aquí, sino que su boca está llena de él. Una serpiente de tres cabezas había escondido sus colmillos y veneno dentro del ámbito de su negra boca. C. H. S.
Sal 10:8 Se sienta en acecho cerca de las aldeas;
En escondrijos mata al inocente.
Sus ojos están acechando al desvalido;
Se sienta en acecho cerca de las aldeas; para matar a escondidas al inocente. Sus ojos están acechando al desvalido. A pesar de las jactancias de este hombre vil y miserable, parece que es tan cobarde como cruel. Sus actos son los del salteador de caminos que se lanza sobre el caminante que no sospecha nada en algún lugar desolado del camino. C. H. S.
El bandido árabe acecha como un lobo entre los montones de arena, y a veces salta súbitamente sobre el caminante solitario, le roba en un santiamén, y luego desaparece entre las dunas y altibajos, donde es imposible perseguirle. W. M. Thompson en La tierra y el libro
La extirpación de la verdadera religión es el gran objeto de los enemigos de la verdad y la justicia; y no hay nada que les detenga en su pesquisa por conseguir este objetivo. John Morrison
Sal 10:9 Acecha en oculto, como el león desde su cueva;
Acecha para arrebatar al pobre;
Arrebata al pobre trayéndolo a su red.
Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; atrapa al desdichado atrayéndolo a su red. La opresión hace de los príncipes leones rugientes, y a los jueces lobos rapaces. Es un pecado innoble, contra la luz de la naturaleza. Ninguna criatura oprime a los de su propia especie. Mira las aves de presa, como las águilas, los buitres, los milanos, y no verás que ataquen nunca a los de su propia especie. Mira las bestias de la selva, como el león, el tigre, el lobo y el oso, y hallarás que son favorables a los de su propia especie; sin embargo, el hombre, contra lo que es natural, hace presa de otros hombres, como los peces del mar, que se tragan a los que son menores en tamaño. Thos. Brooks
Sal 10:10 Se encoge, se agacha,
Y caen en sus fuertes garras muchos desdichados.
Se encoge, se agacha, y caen en sus fuertes garras muchos infelices. Verás al papa con los peregrinos a sus pies, si esta estratagema es necesaria para engañar la mente de las multitudes; o le verás sentado en un trono de púrpura, si quiere asombrar y atemorizar a los reyes de la tierra. John Morrison
Sal 10:11 Dice en su corazón: Dios ha olvidado;
Ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
Sal 10:12 Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano;
No te olvides de los pobres.
Dice en su corazón: Dios se ha olvidado; tiene tapado su rostro; nunca lo verá. Como en el caso anterior, lo mismo aquí; un testigo va a aparecer que ha estado escuchando por el ojo de la cerradura del corazón. Este hombre cruel se consuela a sí mismo con la idea de que Dios es ciego, o por lo menos olvidadizo: una fantasía engañosa, realmente. C. H. S.
Los viejos pecados olvidados por los hombres se quedan fijados de modo permanente en un entendimiento infinito. El tiempo no puede borrar lo que El ha venido conociendo desde la eternidad. ¿Por qué habrían de borrarse después de muchos años de haber sido realizados, si ya eran conocidos previamente antes de ser cometidos, o que el criminal pudiera practicarlos?
Lo mismo seria decir que Dios no conoce de antemano lo que ocurrirá hasta el fin del mundo, como que Él va a olvidar algo de lo que ha sido efectuado desde el comienzo del mismo. Stephen Charnock
El hombre se abstiene de arrepentirse porque Dios se abstiene de castigar. La abeja da miel de modo natural, pero pica cuando se enoja. Thos. Watson
Como la justicia parece estar dormitando, el hombre supone que es ciega; por el hecho de demorar el castigo, se imagina que se niega a castigarlos; porque no siempre les reprueba los pecados, suponen que los aprueba. Pero que sepan éstos que la flecha silenciosa puede destruir lo mismo que el cañón rugiente. Aunque la paciencia de Dios es duradera, no es permanente. Wm. Secker
Sal 10:13 ¿Por qué desprecia el malo a Dios?
En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.
¿Por qué desprecia el malo a Dios? En estos versículos se condensa la descripción de los malos, y el mal de su carácter es diseñado según su fuente, a saber, las ideas ateas con respecto al gobierno del mundo.
En su corazón han dicho: Tú no lo inquirirás. Si no hubiera infierno para otros, tendría que haberlo para los que niegan la justicia del mismo. C. H. S.
¡Cómo! ¿Crees que Dios no recuerda los pecados que nosotros no tenemos en cuenta? Porque cuando pecamos, sigue apuntándose en la cuenta, y el Juez lo anota todo en la tabla de los recuerdos, y su pergamino alcanza el cielo. Henry Smith
Sal 10:14 Tú lo has visto; porque miras el trabajo y la vejación,
para dar la recompensa con tu mano;
A ti se acoge el desvalido;
Tú eres el amparo del huérfano.
Sal 10:15 Quebranta tú el brazo del inicuo,
Y persigue la maldad del malo hasta que no halles ninguna.
Tú lo has visto; porque miras los trabajos y la vejación, para dar la recompensa con tu mano. La maldad osada va a recibir su merecido en deplorable castigo, y los que albergan desdén, heredarán aflicción. C. H. S.
Sal 10:16 Jehová es Rey eternamente y para siempre;
De su tierra han perecido las naciones.
Jehová es Rey eternamente y para siempre; de su tierra han sido barridos los gentiles. Esta confianza y fe han de aparecer al mundo como extrañas e inexplicables. Si la historia es verdadera, es como lo que sus conciudadanos tienen que haber pensado del hombre del cual se dice que la potencia de su visión era tan extraordinaria que podía distinguir bien la flota de los cartagineses entrand9 en el puerto de Cartago cuando él se hallaba en Lilyboeum, en Sicilia. ¡Un hombre que viera a tal distancia a través del mar, podía deleitarse en
la visión de lo que los demás no podían ver!
Lo mismo la fe que se halla ahora en su Lilyboeum, y ve la zarandeada flota entrando con toda seguridad en el puerto deseado, gozando la bendición que está todavía distante, como si ya hubiera llegado. C. H. S.
Sal 10:17 El deseo de los humildes oíste, oh Jehová;
Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,
Sal 10:18 Para juzgar al huérfano y al oprimido,
A fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.
El deseo de los humildes escuchas, oh Jehová; Tú confortas su corazón, y tienes atento tu oído. Hay una clase de omnipotencia en la oración que es el prevalecer en la omnipotencia de Dios. Soltó cadenas de hierro (Hechos 16:25, 26); abrió puertas de hierro (Hechos 12:5-10); abrió las ventanas del cielo (1º. Reyes 18:41); desmenuzó los grillos de la muerte (Juan 11:40-43).
Satanás tiene tres títulos en las Escrituras, que muestran su malignidad contra la iglesia de Dios: dragón, para denotar su malicia; serpiente, para denotar su astucia; león, para denotar su fuerza. Pero ninguno de éstos puede resistir y hacer frente a la oración.
La mayor, malicia de Amán se hunde ante la oración de Ester; el consejo astuto de Ahitófel se marchita ante la oración de David; el gran ejército de los etíopes huye como un enjambre de cobardes ante la oración de Asá. Edw. Reynolds
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