Bienvenidos a Hijos Obedientes

“Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios. Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo; pues la Escritura dice: "Sean ustedes santos, porque yo soy santo".

1 Pedro 1:14-16.-


sábado, 31 de marzo de 2012

Salmo 13: ¿Hasta Cuando?


Es costumbre llamar a este Salmo «¿Hasta cuándo?». Casi diríamos que es el Salmo del gemido, por la incesante repetición del grito «¿Hasta cuándo?».

Salmo 13:1.-
¿Hasta cuándo, oh SEÑOR?
¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás de mí Tu rostro?

¿Hasta cuándo? Esta pregunta se repite no menos de cuatro veces. Corresponde al intenso deseo de liberación y a la gran angustia del corazón. Y no tiene por qué no haber algo de impaciencia mezclada con ello; ¿no es éste el retrato más fiel de nuestra propia experiencia? No es fácil prevenir y evitar que los deseos degeneren en impaciencia. La aflicción prolongada parece representar abundante corrupción; pues el oro que tiene que permanecer mucho en el fuego, es que contiene mucha escoria que ha de ser consumida; de ahí que la pregunta ¿Hasta cuándo? pueda sugerir una búsqueda profunda del corazón.


¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¡Ah, David!, ¡qué necias son estas palabras! ¿Puede Dios olvidar? ¿Puede el Omnisciente fallar en el recuerdo? Por encima de todo, ¿puede el corazón de Jehová olvidar a su hijo amado? ¡Ah, hermanos, echemos lejos de nosotros la idea, y escuchemos la voz de nuestro Dios del pacto, por boca del profeta: «He aquí te tengo grabado en las palmas de mis manos; tus muros están continuamente delante de mí»!

Para siempre. ¡Qué pensamiento tan tenebroso! Sin duda era bastante sospechar un olvido temporal, pero ¿haremos una pregunta ingrata y nos imaginaremos que el Señor va a abandonar para siempre a su pueblo? No, su ira puede durar una noche, pero su amor permanece eternamente. C. H. S.

¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Qué es lo que hay en nuestro corazón o en nuestra vida por lo que Dios esconde su rostro y frunce el ceño sobre nosotros? Timothy Rogers

Tal como la noche y las sombras son buenas para las flores, y la luz de la luna y el rocío son mejor que el sol continuo, así también la ausencia de Cristo tiene su uso especial y algo de virtud nutritiva, y da savia a la humildad, y aviva el apetito, y provee un campo libre para que la fe haga acto de presencia y ejercite sus dedos para alcanzar lo que no ve. Samuel Rutherford

Lo que dice el proverbio francés de la enfermedad es verdadero de todos los males, que vienen a caballo, pero se van a pie. Joseph Hall

El cristiano, en tanto que está en el mundo, vive en un clima insano; por un lado, los deleites del mismo amortiguan su amor a Cristo; por otro, la tribulación con que se encuentra debilita su fe en la promesa. William Gurnall

Salmo 13:2.-
¿Hasta cuándo he de tomar consejo en mi alma,
Teniendo pesar en mi corazón todo el día?
¿Hasta cuándo mi enemigo
se enaltecerá sobre mí?

¿Hasta cuándo? Hay muchas situaciones en la vida del creyente en que las palabras de este Salmo pueden ser una consolación y ayuda para revivir la fe que se hunde. Cierto hombre que yacía en el estanque de Betesda, tenía una enfermedad desde hacía treinta y ocho años (Juan 5:5). Una mujer que tenía espíritu de enfermedad pasó dieciocho años antes de ser «liberada» (Lucas 13:11). Lázaro, toda su vida había sufrido de la enfermedad y la pobreza, hasta que fue librado por la muerte y transferido al seno de Abraham (Lucas 16:20-22). Así pues, todo el que se sienta tentado a usar las quejas de este Salmo tenga la seguridad en su corazón de que Dios no olvida a su pueblo, que al final vendrá la ayuda y, entretanto, todas las cosas cooperan para bien en favor de los que le aman. W. Wilson

Así pues, el lector cuidadoso notará que la pregunta ¿Hasta cuándo? se presenta en cuatro formas. La pena del escritor se ve: según parece, según es, según le afecta por dentro, y según afecta a sus enemigos fuera. Todos tendemos a tirar de la cuerda que más abate. Colocamos losas enormes sobre las tumbas de nuestros gozos, pero ¿quién piensa en erigir monumentos de alabanza por las misericordias recibidas? Escribimos cuatro libros de Lamentaciones y sólo uno de Cantares, y nos hallamos más a tono en los gemidos del Miserere que en el canto del Te Deum.

Salmo 13:3.-
Considera y respóndeme,
oh SEÑOR, Dios mío;
Ilumina mis ojos, no sea que duerma
el sueño de la muerte;

Salmo 13:4.-
No sea que mi enemigo diga:
"Lo he vencido;"
Y mis adversarios se regocijen
cuando yo sea sacudido.

Salmo 13:5.-
Pero yo en Tu misericordia he confiado;
Mi corazón se regocijará
en Tu salvación.

Mas yo en tu misericordia he confiado; mi corazón se alegrará en tu salvación. ¡Qué cambio vemos aquí! Mirad, la lluvia ha terminado, y de nuevo cantan los pájaros. El corazón de David estaba desafinado con más frecuencia que su arpa. Empieza muchos de sus salmos suspirando, pero los termina cantando. C. H. S.

Salmo 13:6.-
Cantaré al SEÑOR,
Porque me ha llenado de bienes.

Cantaré a Jehová por el bien que me ha hecho. El mundo se maravilla de cómo podemos estar tan contentos bajo desgracias tan extremas; pero nuestro Dios es Omnipotente. El vuelve la desgracia en felicidad. Creedme no hay gozo en el mundo comparable al que disfrutan los hijos de Dios bajo la cruz de Cristo. Puedo hablar por experiencia, y por tanto, creedme, no temáis nada de lo que el mundo puede haceros, porque cuando aprisionan vuestros cuerpos, dejan vuestras almas en libertad para conversar con Dios; cuando os echan y aplastan, os levantan; cuando nos matan, entonces nos envían a la vida eterna. ¿Qué mayor gloria puede haber que el ser conformados a nuestra cabeza, Cristo. Y esto lo hace la aflicción. ¡Oh buen Dios!, ¿qué soy yo, para que me concedas una misericordia tan grande? John Trapp

No sabía lo que era el que Dios estuviera a mi lado en toda circunstancia y en toda oferta con que me aflige Satanás, etc., según he visto y hallado que El hace desde que he venido a este lugar; porque, he aquí, cuando se han presentado temores, han venido con ellos ánimo y apoyo; sí, cuando he empezado como si dijéramos con nada, excepto mi sombra, Dios con su ternura no ha permitido que fuera molestado, sino que con un texto u otro de la Escritura me ha fortalecido contra todo, hasta el punto que con frecuencia he dicho: Si esto fuera legítimo, pediría en oración mayores tribulaciones para conseguir mayores consuelos. John Bunyan


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