El pecado, desde el primer hombre y la primera mujer, Adán y Eva, tuvo la marca de la desobediencia.
El primer pecado del hombre fue la desobediencia.
GÉNESIS 2:15-17, dice:
"Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás".
GÉNESIS 3:17, dice:
"Y al hombre dijo: Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer, y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él; maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida".
El pecado de Adán y Eva fue desobedecer a Dios. Dios dijo: "No coman..." y ellos comieron.
Son impresionantes las palabras de Dios a Adán, porque por ellas nos es revelado que el asunto de la caída de Adán fue un tema de obediencia, pues Dios dijo: "Por cuanto obedeciste a la voz de tu mujer... y comiste del árbol de que te mandé diciendo: No comerás de él".
Amado lector, la obediencia a Dios debe ser una marca indeleble en todo lo que hacemos.
Dios nos revele la necesidad que tenemos de ser obedientes, y nos enseñe a vivir en obediencia cada día más. Amén.
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