Advertencia para no caer en la trampa del maligno de
la rebelión y la insujeción a la autoridad pastoral.
Algunos
están argumentando que ellos tienen un “padre en su ministerio” por lo tanto,
esto es suficiente. Suena bien, pero es
falso. La Biblia es de donde debemos
sacar los principios de conducta.
Mateo 3:13-15 nos narra el bautismo de Jesús: “Entonces
Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan se
le oponía, diciendo: Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero
Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda
justicia. Entonces le dejó”.
Es
en este pasaje donde encontramos verdades profundas para el Ministerio. Nadie
duda que Jesús era mayor que Juan; Su Ministerio era único e incomparable. El
mismo Juan lo reconoce y se opone a bautizar a Jesús. La lección es
importantísima, Jesús tiene un “padre en
Su Ministerio”, este es Su Padre Celestial, pero para cumplir las
determinaciones y órdenes de Su Padre, debe someterse a un ministerio como el
de Juan.
Jesús necesitó la cobertura
de Juan para ser desatado a un ministerio de alto nivel. El nunca despreció la autoridad del Bautista
ni se opuso al orden de autoridad establecido por su Padre. “Paternidad nos brinda identidad, alta
autoestima, seguridad personal y ministerial, dirección, entrenamiento y
cobertura”. Esta cobertura muchas veces significa la orden de someternos a
otro ministro y su autoridad antes de ser promovidos ministerialmente.
No podemos negar que muchas
veces como apóstoles somos “el padre” de algún ministro, pero no necesariamente
somos su cobertura ministerial si él no se somete al Principio de Respeto a la
Autoridad Establecida por Dios.
Hoy
tenemos en la Iglesia muchos líderes y ministros que no tienen “padre en su
ministerio” aunque tienen una “cobertura ministerial” y muchos “hijos pródigos”
que tienen un “padre” en su ministerio pero al no respetar el orden de la Casa
del Padre, caminan sin cobertura espiritual para su ministerio y lo que hacen. Esto se convierte en un gran peligro, pues
la Ley de la Impartición funciona tanto para impartir bendiciones y dones como
insujeción, independencia y rebelión.
Lo
más crítico de este asunto es que pastores y apóstoles siguen cayendo en el
error de seguir apoyando estos ministerios independientemente de la autoridad
de Dios. Lamentablemente, el efecto de sus ministraciones no se ve al día
siguiente, pero a los meses la obra destructiva es terrible.
¡Apóstoles y pastores, llegó la hora de poner orden en la
Casa del Señor!
0 comentarios:
Publicar un comentario