El
Dios de justicia.
Es imposible sobreestimar la importancia de la
justicia de Dios. La justicia es la
sustancia que mantiene intacta la estructura de nuestro universo. Cuando la maldad ataca, hay que imponer a
cambio la justicia de Dios. La justicia es la causa por la que a Lucifer le
expulsaron del cielo, la razón por la que los descendientes de Adán y Eva
fueron redimidos por Jesús en la cruz, el motivo por el que los mártires están
sentados en una posición preferente cerca del Padre. En el Reino De Dios,
siempre que ocurre una injusticia hay que imponer la justicia.
No
obstante, la justicia es algo más que
una pauta de Dios. De hecho, se trata de la misma naturaleza de Dios. Su
nombre: Jehová Mispat significa Dios de justicia. Su nombre está esparcido
por toda la Escritura: “YO SOY el juez justo de toda la creación. YO SOY Dios
según quien se juzgan todas las acciones. YO SOY Dios cuyos párpados prueban a
los hijos de los hombres. YO SOY el juez imparcial y ecuánime”.
La
justicia es Su camino.
La justicia está escrita en todos los versículos de la
Biblia, en cada renglón de las Escrituras.
Se menciona de modo específico más de 500 veces y es parte inherente de las
palabras y el sacrificio de Jesucristo mismo. Dios es un ser justo y perfecto. Su camino es la justicia, Él nunca
puede ser menos que perfectamente justo.
El sistema judicial de Dios gobierna la tierra y hace
avanzar el Reino de luz. Dentro del universo,
Dios creó un código de conducta que debemos seguir para que Su reino se
establezca en la tierra. De hecho, la profecía cuyo cumplimiento has estado
esperando ver sólo se cumplirá si estás caminando en los senderos de Dios, de
lo contrario Él simplemente no tiene la justificación necesaria para hacer algo
por ti. Hay un momento para que Dios
administre Su justicia divina para cada asunto al que te enfrentes
(Eclesiastés 8:6).
Las
balanzas de justicia
En
los tribunales de los EE.UU., a menudo se puede ver una estatua con la balanza
de justicia. Es una mujer con una venda en los ojos, que sostiene la balanza en
equilibrio perfecto. Cuanto ocurre una injusticia, la balanza se inclina, pero
entonces llega la justicia, colocando su peso al otro lado de la trasgresión y
restaurando por tanto la balanza de justicia. Sólo un peso igual al de la
injusticia puede hacer que la balanza vuelva a estar en perfecto equilibrio.
La
justicia consiste en poner peso al otro lado de la balanza. En un contexto
espiritual, cuando sea que el enemigo venga a atacarte, la justicia de Dios que
es necesaria para equilibrar la balanza es tuya si la pides. Es así de
sencillo. Si hay un ataque de una tonelada en contra tuya, tienes el derecho de
pedirle a Dios una tonelada de unción para neutralizar las obras de injusticia
del enemigo.
Una de los maravillosos productos del sistema de la
justicia de Dios es la paz que sobrepasa nuestro entendimiento humano. Cuando dejamos que Dios sea Dios
y permitimos que Él actúe por nosotros, podemos deshacernos de toda nuestra
preocupación acerca de los asuntos y problemas a los que nos enfrentamos.
Después de todo, Dios es el que tiene que equilibrar la balanza, no nosotros.
El
fruto de aceptar la justicia de Dios
La paz es el fruto de aceptar la justicia de Dios en
nuestras vidas. El apóstol Pablo lo dijo en
Filipenses 4:8-9 “Por último, hermanos, pensad en todo lo verdadero, en todo lo
que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo
agradable, todo lo que tiene buena fama. Pensad en todo lo que es bueno y
merece alabanza. Poned en práctica lo que os enseñé y las instrucciones que os
di, lo que me oísteis decir y lo que me visteis hacer: hacedlo así, y el Dios
de paz estará con vosotros”.
El pensar correctamente genera decisiones acertadas,
las cuales crean buenos hábitos. Los buenos hábitos dan lugar a un espíritu
sereno. Toda decisión que tomemos afecta el que Dios pueda hacer algo por
nosotros, así que haz todo lo que puedas para que Él tenga la justificación
para proceder. Dedica todas tus fuerzas a seguir Sus caminos. Acepta y vive en
el ambiente de Su gracia y amor. Un mundo de bendición y libertad te aguarda,
sólo está a la distancia de una oración de arrepentimiento y de algunas
decisiones sabias.
Por el Rev. John Paul Jackson
1 comentarios:
Agradezco sus comentarios en este humilde blog, Noemi. Dios la Siga bendiciendo!
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