Bienvenidos a Hijos Obedientes

“Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios. Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo; pues la Escritura dice: "Sean ustedes santos, porque yo soy santo".

1 Pedro 1:14-16.-


martes, 12 de febrero de 2013

Cómo entender la Justicia de Dios.-


El Dios de justicia.

Es imposible sobreestimar la importancia de la justicia de Dios. La justicia es la sustancia que mantiene intacta la estructura de nuestro universo. Cuando la maldad ataca, hay que imponer a cambio la justicia de Dios. La justicia es la causa por la que a Lucifer le expulsaron del cielo, la razón por la que los descendientes de Adán y Eva fueron redimidos por Jesús en la cruz, el motivo por el que los mártires están sentados en una posición preferente cerca del Padre. En el Reino De Dios, siempre que ocurre una injusticia hay que imponer la justicia.
No obstante, la justicia es algo más que una pauta de Dios. De hecho, se trata de la misma naturaleza de Dios. Su nombre: Jehová Mispat significa Dios de justicia. Su nombre está esparcido por toda la Escritura: “YO SOY el juez justo de toda la creación. YO SOY Dios según quien se juzgan todas las acciones. YO SOY Dios cuyos párpados prueban a los hijos de los hombres. YO SOY el juez imparcial y ecuánime”.

La justicia es Su camino.
La justicia está escrita en todos los versículos de la Biblia, en cada renglón de las Escrituras. Se menciona de modo específico más de 500 veces y es parte inherente de las palabras y el sacrificio de Jesucristo mismo. Dios es un ser justo y perfecto. Su camino es la justicia, Él nunca puede ser menos que perfectamente justo.
El sistema judicial de Dios gobierna la tierra y hace avanzar el Reino de luz. Dentro del universo, Dios creó un código de conducta que debemos seguir para que Su reino se establezca en la tierra. De hecho, la profecía cuyo cumplimiento has estado esperando ver sólo se cumplirá si estás caminando en los senderos de Dios, de lo contrario Él simplemente no tiene la justificación necesaria para hacer algo por ti. Hay un momento para que Dios administre Su justicia divina para cada asunto al que te enfrentes (Eclesiastés 8:6).

Las balanzas de justicia
En los tribunales de los EE.UU., a menudo se puede ver una estatua con la balanza de justicia. Es una mujer con una venda en los ojos, que sostiene la balanza en equilibrio perfecto. Cuanto ocurre una injusticia, la balanza se inclina, pero entonces llega la justicia, colocando su peso al otro lado de la trasgresión y restaurando por tanto la balanza de justicia. Sólo un peso igual al de la injusticia puede hacer que la balanza vuelva a estar en perfecto equilibrio.

La justicia consiste en poner peso al otro lado de la balanza. En un contexto espiritual, cuando sea que el enemigo venga a atacarte, la justicia de Dios que es necesaria para equilibrar la balanza es tuya si la pides. Es así de sencillo. Si hay un ataque de una tonelada en contra tuya, tienes el derecho de pedirle a Dios una tonelada de unción para neutralizar las obras de injusticia del enemigo.

Una de los maravillosos productos del sistema de la justicia de Dios es la paz que sobrepasa nuestro entendimiento humano. Cuando dejamos que Dios sea Dios y permitimos que Él actúe por nosotros, podemos deshacernos de toda nuestra preocupación acerca de los asuntos y problemas a los que nos enfrentamos. Después de todo, Dios es el que tiene que equilibrar la balanza, no nosotros.

El fruto de aceptar la justicia de Dios
La paz es el fruto de aceptar la justicia de Dios en nuestras vidas. El apóstol Pablo lo dijo en Filipenses 4:8-9 “Por último, hermanos, pensad en todo lo verdadero, en todo lo que es digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, todo lo que tiene buena fama. Pensad en todo lo que es bueno y merece alabanza. Poned en práctica lo que os enseñé y las instrucciones que os di, lo que me oísteis decir y lo que me visteis hacer: hacedlo así, y el Dios de paz estará con vosotros”.

El pensar correctamente genera decisiones acertadas, las cuales crean buenos hábitos. Los buenos hábitos dan lugar a un espíritu sereno. Toda decisión que tomemos afecta el que Dios pueda hacer algo por nosotros, así que haz todo lo que puedas para que Él tenga la justificación para proceder. Dedica todas tus fuerzas a seguir Sus caminos. Acepta y vive en el ambiente de Su gracia y amor. Un mundo de bendición y libertad te aguarda, sólo está a la distancia de una oración de arrepentimiento y de algunas decisiones sabias.

Por el Rev. John Paul Jackson

1 comentarios:

Pablo Bernabé González dijo...

Agradezco sus comentarios en este humilde blog, Noemi. Dios la Siga bendiciendo!

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