AGRADECIMIENTOS: Agradezco grandemente a Dios por la vida de David Muller, quien tiene mucho que ver con la corrección y más profunda exposición de esta publicación, cuyo título original fuera "El Dios que sabe jugar a las escondidas".-
Creo que hay dos clases de personas que buscan a Dios. Por un lado están quienes buscan a Dios porque no le conocen, y por el otro lado están aquellos que buscan a Dios porque le conocen.
Quienes buscan a Dios sin conocerle, pueden encontrarle y finalizar su búsqueda, pues hallaron la verdad y se conformaron con ella. Sin embargo, quienes buscaron a Dios y al hallarle le buscan cada día con mayor ahínco son los que viven en el primer amor, aquellos que no se han enfriado...
¿Acaso el joven que busca la voluntad de Dios para su vida en cuanto a su compañera, una vez que vino la respuesta se conforma diciendo: "Bueno, ya está... Logré conocerla. Es ella. Gracias, Señor"? De la misma manera, cuando nos encontramos con Dios un día no podemos menos que desear encontrarnos con El todos los días. Le hemos encontrado, pero empezamos a buscarle de otra forma, empezamos a provocar encuentros con El. Encontramos la puerta, la atravesamos, y sin salir de Su presencia le seguimos buscando... Simplemente, queremos estar con El.
El rey David gemía en el SALMO 63:1-3.
"Dios, Dios mío eres tú;
De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En tierra seca y árida donde no hay aguas,
Para ver tu poder y tu gloria,
Así como te he mirado en el santuario.
Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán".
David estaba en una búsqueda constante de Dios, por eso también era un hombre conforme a Su corazón. Cada día David se levantaba de madrugada buscando a Dios, y Dios lo habilitaba a mayores accesos de su Presencia... Si nosotros no buscamos a Dios, ¿Qué buscamos entonces?
A. W. Tozer dijo: "El haber hallado a Dios, y seguir buscándole, es una de aquellas paradojas del amor, que miran despectivamente algunos ministros que se satisfacen con poco, pero que no satisfacen a los buenos hijos de Dios de corazón ardiente".
Hay gozo para nuestro espíritu en esta búsqueda constante de Dios, porque es adoración a Su persona.
SALMOS 70:4, dice:
"Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan,
Y digan siempre los que aman tu salvación:
Engrandecido sea Dios".
Dios no se esconde ni de sus enemigos, mucho menos se esconderá de sus hijos.
Es tiempo de buscar a Dios.
Es tiempo de gozarnos en El.
Es tiempo de engrandecer a Dios!
Adoremos a Dios... Busquemosle ahora mismo, pues El no se esconde de nosotros. Aleluya!
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