Mictam de David. Esto se entiende
generalmente que significa el Salmo de oro. Ainsworth lo llama «Joya de David o
cántico notable», el Salmo del secreto precioso. No nos vemos limitados a interpretes humanos
para hallar la clave de este misterio de oro, porque hablando por el Espíritu
Santo, Pedro nos dice: «David habla con respecto a El» (Hechos 2:25). El apóstol
Pablo, guiado por la misma inspiración infalible, cita este Salmo y testifica
que David escribió del hombre a través del cual nos es predicado el perdón de
los pecados (Hechos 13:35-38). El plan de los comentaristas ha sido, en
general, aplicar el Salmo a David a los santos y al Señor Jesús, pero nos
atrevemos a creer que en El «Cristo es todo», puesto que en los versículos
noveno y décimo podemos ver «a Jesús solo», como los apóstoles en el monte. C.
H. S.
Guárdame, oh Dios, porque en ti he
confiado.
Salmo 16:1.-
Guárdame,
presérvame, como un cuerpo de guardias
que rodean a su monarca, o como los pastores protegen sus rebaños. Uno
de los grandes nombres de Dios es el de «Preservador de los hombres»
(Job 7:20), y este oficio de gracia del Padre se ejerce hacia nuestro Mediador
y Representante. Había sido prometido al Señor Jesús en palabras expresas que será
preservado (Isaías 49:7, 8). C. H. S.