El
Salmo 133 expresa la alegría del pueblo de Dios de encontrarse para celebrar
culto al Señor. Este es uno de los quince salmos conocidos como «Cánticos de
los peregrinos» (Salmo 120 al 134). Muchos historiadores y comentaristas
señalan que es probable que se usaran para cantar y recitar al viajar los
israelitas hacia el templo en Jerusalén en ocasión de las grandes fiestas
anuales como la Pascua, Pentecostés y Tabernáculos. Leamos el Salmo 133:
¡Cuán bueno y
cuán agradable es
que los
hermanos convivan en armonía!
Es como el
buen aceite que, desde la cabeza,
va
descendiendo por la barba,
por la barba
de Aarón,
hasta el borde
de sus vestiduras.
Es como el rocío
de Hermón
que va
descendiendo sobre los montes de Sión.
Donde se da
esta armonía,
el SEÑOR
concede bendición y vida eterna.
Lo que quiero destacar
en este momento es la figura del aceite de la unción que representa la armonía
de los hermanos en una convivencia feliz. Es una de las representaciones más
hermosas del efecto de la unción de Dios sobre la vida de los suyos.
Los
estudiosos nos informan que el uso del aceite de la unción servía para indicar
que el objeto o la persona ungida estaba separada para el servicio a Dios. Se
usa especialmente en el Antiguo Testamento para marcar la consagración de los
sacerdotes levíticos y para señalar la selección de algún rey de parte de Dios.
A veces servía también para marcar la vida de una persona como profeta.
Es especialmente notable
que el nombre de Cristo significa «el Ungido» de Dios. Es la traducción del
hebreo «Mesías».
Vale decir que Jesucristo es el que Dios eligió para representarlo entre los
hombres, para revelar su gracia y amor y también para dar su vida en rescate
por nosotros en el Calvario. Bajo su gracia revelada en su gran amor por nosotros,
podemos acercarnos a él como hijos amados y vivir en armonía, pues él nos ha salvado
y cubierto con su unción.
EN EL DÍA DE PENTECOSTÉS.-
En
cierto sentido el Salmo 133 se cumplió en el día de Pentecostés cuando los
ciento veinte discípulos reunidos en el aposento alto fueron ungidos de lo alto
por el Espíritu Santo. El aceite de la
unción se derramó sobre la cabeza del Cristo ascendido y sentado en el trono en
el cielo y ahora descendió sobre el resto de su cuerpo en la tierra.
El
apóstol Juan había anticipado en el capítulo 7 de su Evangelio que el Espíritu
Santo no sería derramado hasta que Cristo fuera glorificado. Con razón,
entonces, los discípulos se pusieron tan contentos, sabiendo que su Señor y
salvador ya estaba sentado en el trono del universo.
En
el libro de los Hechos, Lucas relata de qué manera todos los redimidos gozaron
de una relación tan grata y unida desde
que vino sobre ellos el Espíritu Santo. Creo
que debemos destacar siempre que el propósito de la unción del Señor es tanto
para unir al pueblo de Dios como para cumplir el propósito de Dios en este
mundo.
HEMOS SIDO UNGIDOS.-
En
el Nuevo Testamento la palabra unción solo aparece tres veces, en dos
versículos de la Primera Epístola de Juan:
Todos ustedes,
en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la
verdad.
1 Juan 2:20
En cuanto a
ustedes, la unción que de él recibieron permanece en ustedes, y no necesitan
que nadie les enseñe. Esa unción es auténtica —no es falsa— y les enseña
todas las cosas. Permanezcan en él, tal y como él les enseñó.
1 Juan 2:27
Es
interesante leer el mismo pasaje de la Biblia al Día que es más bien una
paráfrasis:
Los
anticristos que hasta ahora han surgido eran miembros de nuestras iglesias, pero
en realidad nunca fueron nuestros; porque si lo hubieran sido, habrían permanecido.
El hecho de que nos dejaran comprueba que no eran nuestros. Pero con ustedes no
sucede eso, porque han recibido el Espíritu Santo y conocen la verdad. No
les escribo porque necesitan conocer la verdad, sino precisamente porque pueden
discernir entre la verdad y la mentira.
1 Juan 2:19-21
Mis
referencias al anticristo van dirigidas a los que dieran cualquier cosa por engañarlos.
Pero ustedes han recibido el Espíritu Santo, y él vive en sus corazones,
y por lo tanto no necesitan que se les señale lo que es correcto. El Espíritu
Santo les enseña todas las cosas, y él, que es la verdad, no miente. Así
que, tal como les ha dicho, vivan en Cristo y nunca se aparten de él.
1 Juan 2:26-27
Observemos que en esta Biblia traducen
«unción» por «Espíritu Santo». En la práctica da lo mismo. Conocemos la unción por la presencia y la guía del Espíritu Santo.
En
este breve pasaje, el apóstol Juan afirma a los discípulos en la verdad que aprendieron
bajo la enseñanza ungida de los apóstoles de Cristo. Es muy importante que comprendamos la estrecha relación entre la verdad
de Dios y el Espíritu Santo. Cristo había anticipado a sus discípulos que
cuando él no estuviera más en la tierra que ellos podrían contar con la
presencia y la orientación del Espíritu que los guiaría a toda la verdad y les
recordaría las mismas palabras de Cristo.
En
resumen, tengamos presente que el
Espíritu Santo nos unge:
1.- Para conocer la
verdad que dará fundamento a nuestras vidas.
2.- Para marcar la
relación hermanable y armoniosa que nos identifica como pueblo de Dios.
3.- Para guardarnos de
las influencias nocivas de los falsos maestros y los anticristos.
¡Cuán bueno y
cuán agradable es
que los
hermanos convivan en armonía!
Es como el
buen aceite que, desde la cabeza,
va
descendiendo por la barba,
por la barba
de Aarón,
hasta el borde
de sus vestiduras.
Es como el
rocío de Hermón
que va
descendiendo sobre los montes de Sión.
Donde se da
esta armonía,
el SEÑOR
concede bendición y vida eterna.
Escrito por Orville Swindoll.-
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