Bienvenidos a Hijos Obedientes

“Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios. Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo; pues la Escritura dice: "Sean ustedes santos, porque yo soy santo".

1 Pedro 1:14-16.-


miércoles, 17 de abril de 2013

Los Ángeles Caídos - Parte 1


LA CAÍDA DE LUCIFER.-

La Biblia declara que en el principio Satán, entonces llamado Lucifer, era un ser sin pecado y justo. El registro habla de la integridad y justicia originales del gran arcángel con estas palabras:

"Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste criado, hasta que se halló en ti maldad".
Ezequiel 28:15.

Es difícil para nosotros comprender que satanás, ahora enemigo de Dios y del hombre, en un tiempo fue un ser santo, y guardián del trono de Dios.

Lucifer fue un objeto de la confianza divina, un arcángel a quien se le confió una gran autoridad, y que por un tiempo descargó sus deberes sin falta alguna y en obediencia perfecta a Dios.

Lejos de ser un adversario de Dios, él era "querubín grande, cubridor" (Ezequiel 28:14), cuyos hechos y conducta estaban por encima de toda sospecha, y que gozaba de la confianza de Dios a tal grado que el cuidado del cielo estaba confiado en sus manos.

Lea Isaías 14:12-15 y Ezequiel 28:1-19.


¡Cómo caíste del cielo, lucero del amanecer! Fuiste derribado por el suelo, tú que vencías a las naciones. Pensabas para tus adentros: 'Voy a subir hasta el cielo; voy a poner mi trono sobre las estrellas de Dios; voy a sentarme allá lejos en el norte, en el monte donde los dioses se reúnen. Subiré más allá de las nubes más altas; seré como el Altísimo'. ¡Pero en realidad has bajado al reino de la muerte, a lo más hondo del abismo!
Isaías 14:12-15.-

El Señor se dirigió a mí, y me dijo: "Tú, hombre, dile al rey de Tiro: 'Esto dice el Señor: Tu corazón se llenó de orgullo, y te creíste un dios sentado en el trono de los dioses y rodeado por el mar. Pero tú no eres un dios, sino un hombre que cree tener la inteligencia de un dios. ¿Acaso eres más sabio que Daniel? ¿Acaso ningún secreto te es desconocido? Con tu sabiduría y tu habilidad has conseguido muchas riquezas, has llenado tus cofres de oro y plata. Con tu gran habilidad para el comercio has aumentado tus riquezas, y las riquezas te han vuelto orgulloso. Por eso, el Señor dice: ya que crees tener la inteligencia de un dios, voy a hacer que vengan extranjeros contra ti, gente de lo más cruel, que sacará la espada para atacarte, a ti, tan hermoso y tan sabio, y que dejará tu esplendor por el suelo. Te hundirán en el abismo, y tendrás una muerte violenta en alta mar. ¿Y seguirás creyendo que eres un dios, cuando estés ante tus verdugos? ¡En manos de los que te maten no serás más que un simple hombre! Morirás a manos de extranjeros, como mueren los paganos. Yo, el Señor, he hablado; yo he dado mi palabra". El Señor se dirigió a mí, y me dijo: "Tú, hombre, entona un canto fúnebre al rey de Tiro, y dile: 'Esto dice el Señor: Tú eras modelo de perfección, lleno de sabiduría y de perfecta belleza. Estabas en Edén, el jardín de Dios, adornado de toda clase de piedras preciosas: rubí, crisólito, jade, topacio, cornalina, jaspe, zafiro, granate y esmeralda; tus joyas y aretes eran de oro, preparados desde el día en que fuiste creado. Te dejé al cuidado de un ser alado, estabas en el monte santo de Dios y caminabas entre las estrellas. Tu conducta fue perfecta desde el día en que fuiste creado hasta que apareció en ti la maldad. Con la abundancia de tu comercio te llenaste de violencia y de pecado. Entonces te eché de mi presencia; te expulsé del monte de Dios, y el ser alado que te protegía te sacó de entre las estrellas. Tu belleza te llenó de orgullo; tu esplendor echó a perder tu sabiduría. yo te arrojé al suelo, te expuse al ridículo en presencia de los reyes. Tantos pecados cometiste y tanto te corrompiste con tu comercio, que llegaste a profanar tus templos. Entonces hice brotar en medio de ti un fuego que te devorara. Todos pueden verte ahora en el suelo, convertido en cenizas. Todas las naciones que te conocen se espantan al verte. Te has convertido en algo terrible; ¡para siempre has dejado de existir!".
Ezequiel 28:1-19.-

Por Gordon Lindsay.-

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