La ATADURA almática más importante, es la que debe existir entre Dios y cada uno
de nosotros.
“Aquél,
respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu
alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti
mismo”.
Lucas 10:27.-
Cualquier cosa que te detenga de esto es
simplemente idolatría. Cualquier cosa que se interponga entre tú y Dios, que te
detiene de servirle a Él y de amarle por encima de todo, es un ídolo, un
pequeño dios en tu vida. Cualquier cosa que te detiene de obedecerle a Él y a
Su Palabra es un ídolo y debe ser quebrantado y removido de tu vida, si
pretendes servirle con un Corazón puro e integro y ser partícipe de Su Reino.
Dios nos ama tanto que ha
diseñado un Plan para cada uno de nosotros. El plan de Dios consiste
en que permanezcamos unidos (conectados) a Él, que obedezcamos Su Voluntad para
nuestras vidas. Esto nos protege de atarnos al mal, a gente mala o ser
descubiertos haciendo cosas malas.
Si empiezas a meditar en esto y te juntas a ti
mismo a cosas, gente y/o lugares que están fuera de la Voluntad del Padre,
comenzarás a perder control sobre tus propios pensamientos y lo que el Espíritu
Santo ha puesto en tu corazón. Mientras más esto suceda, más te separarás de la
Comunión con el Padre.
A causa de las ataduras almáticas pecaminosas, los
oídos espirituales pierden su capacidad natural para oír la Voz de Dios, al
punto de no poder escucharla, entonces no se puede hacer lo que Él está
pidiendo que hagamos.
Dios nos advierte de los peligros que pueden surgir en nuestro andar
diario, y también nos muestra la forma de escapar.
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