Bienvenidos a Hijos Obedientes

“Como hijos obedientes, no vivan conforme a los deseos que tenían antes de conocer a Dios. Al contrario, vivan de una manera completamente santa, porque Dios, que los llamó, es santo; pues la Escritura dice: "Sean ustedes santos, porque yo soy santo".

1 Pedro 1:14-16.-


lunes, 30 de mayo de 2011

Morando a la sombra del Omnipotente...

Por pablo Bernabé González.-

El que habita al abrigo del Altísimo
morará a la sombra del Omnipotente.
Salmo 91:1.-

Ciertamente es imposible hallar un lugar de refugio, una fortaleza más segura e impenetrable que Dios mismo.
 
Habitar en la presencia de Dios es maravilloso. El hombre que se expone a la Presencia de Dios, y permanece rodeado de Su Gloria y Su Gran Poder tiene la mayor protección ante los ataques del enemigo. La clave de la protección de todo el Salmo 91 es ésta: habitar al abrigo del Altísimo, morar a la sombra del Omnipotente.
¿Cómo puede ser esto? ¿Morar a la sombra de Dios? ¿Es acaso posible? Estimado lector, el Apóstol Juan nos enseña que Dios es luz y que en Él no hay oscuridad. ¿Cómo puede la luz tener sombra? ¿Cómo hallar entonces ese refugio seguro?

Y este es el mensaje que hemos oído de El
y que os anunciamos: Dios es luz,
y en El no hay tiniebla alguna.
1 Juan 1:5.-

No tenemos manera de averiguar el nombre del autor o la fecha en que fue compuesto con exactitud el Salmo 91. Sin embargo, los expertos judíos consideran que cuando no se menciona el nombre del autor de un salmo, se puede atribuir la paternidad del mismo al último autor mencionado. Si fuera así, éste sería otro Salmo de Moisés, el hombre de Dios.

Este salmo, entonces, cobra mucho sentido. Este Moisés que lideró a Israel en su Salida de Egipto, luego de años 400 años de cautividad y opresión, de despojo, de falta de crecimiento (pues mataban a sus hijos para que no crezca el pueblo de Israel en Egipto)… en medio de esa circunstancia Dios aparece en la escena a favor de su pueblo, y se manifiesta como el Altísimo y Omnipotente que guarda y protege a sus hijos.

El SEÑOR iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduvieran de día y de noche. No quitó de delante del pueblo la columna de nube durante el día, ni la columna de fuego durante la noche.
Éxodo 13:21-22.-

Moisés, en el Salmo 91, tiene presente esta experiencia. Moisés sabe que el faraón y su ejército perecieron porque todo Israel moraba bajo la sombra de la columna de nube, que era el Señor mismo que iba delante de ellos. Por eso Moisés puede exclamar:

Diré yo á Jehová: Esperanza mía,
y castillo mío; Mi Dios, en él confiaré.
Salmo 91:2.-

Estimado lector: No es posible imaginarse un refugio comparable a la protección de la propia sombra de Dios. Así como nuestra sombra está siempre donde nosotros, allí donde esté la sombra de Dios, allí estará Él, que es Altísimo y Omnipotente. Por eso, todos los que moran en su lugar secreto son resguardados por El.

Estamos casi a mitad de año, y Dios está sacando a su Israel de Egipto, lo está liberando. No importa cuánto tiempo de cautividad y opresión, de despojo, de falta de crecimiento has atravesado, en medio de esa circunstancia Dios aparece en la escena a favor de los que habitan al abrigo de Su Presencia, de los que tienen intimidad con Él, y se manifiesta como el Altísimo y el Omnipotente que guarda y te protege a sus hijos.
Busquemos a Dios, busquemos Su Presencia, habitemos a su sombra y estaremos seguros. Moisés habitaba al abrigo del Altísimo porque vivía en íntima comunión con Dios. De esto se trata. De habitar en Su presencia, de tener comunión íntima con Dios. Entonces diremos cada día, como Moisés:

Diré yo al SEÑOR:
Refugio mío y fortaleza mía,
mi Dios, en quien confío.
Salmos 91:2.-

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